Silvia Szwarc EOL/AMP
Jacques Lacan, mientras sostiene que una mujer es para un hombre un sinthome, subraya que la recíproca no es válida. Por el contrario, afirma que “puede ser un estrago”1
Lacan no delimita en esa afirmación, ni al estrago ni al tipo de mujer, sino que lo
sostiene como posibilidad para algunas.
Los femicidios, en un extremo de la curva de Gauss, lamentablemente, parecen
confirmarlo.
Se trataría de establecer, qué los conjuga
¿Qué del rechazo a lo femenino (en los femicidios)lo hace viable? ¿Qué del fantasma masculino puede empujar a ello? ¿Y qué del lado femenino se pliega a ese fantasma, dócilmente? 2 ¿Es masoquismo?
A través de dos personajes femeninos, casi antagónicos, extraídos de dos films separados por 40 años a fin de ilustrar lo que propongo, Stromboli, dirigida por Roberto Rossellini cuya protagonista fue Ingrid Bergman, y Breaking waves, aquí conocida como Contra viento y marea, del grupo Dogma.
Subrayo el carácter antitético de las protagonistas: la primera, personificada por Ingrid Bergman, es una refugiada letona que para huir de un campo de refugiados, al terminar la 2a. Guerra Mundial, enamora a un prisionero y escapan juntos …para terminar en una isla volcánica, sin electricidad ni vegetación alguna, seres sencillos y hoscos viven de la pesca, con un volcán en constante actividad .
Karin ha caído en otra prisión y parece imposible escapar de la isla.
El ascenso al volcán lleva (a la actriz) muchísimas horas.3Las emanaciones de azufre no la dejan respirar. Está extenuada, sin fuerzas. Al borde del volcán se derrumba, se da por vencida 4 Pero, al levantar la vista experimenta lo sublime del cielo estrellado, “Oh Dios!
La “conversión 5“, que el director busca captar con su cámara en su protagonista, se produce. Catherine Millot lo compara con la figura del Inquisidor que, torturando a su victima, procura arrancarle la confesión que salvará su alma. 6
La actriz, enamorada de Rossellini, y de quien espera un hijo, es condenada por la iglesia tanto católica como protestante, por la prensa, por un senador de los EEUU que la trata de traidora públicamente y pierde la tenencia de su hija Pía, hija de su matrimonio con el doctor Lindstrom.
En Contra viento y Marea, Emily Watson encarna a una jovencita de una comunidad calvinista, puritana y patriarcal.
Se enamora de un noruego que trabaja en una plataforma de petróleo. El consejo de ancianos se reúne para permitir ese matrimonio, que desaprueban
Él , en la plataforma, sufre un accidente que lo deja cuadripléjico.
Su estado de invalidez es incurable.
Intenta convencerla de tener encuentros con otros hombres. Y ella deberá relatarle lo que allí ocurra.
El disfrutará a través de ella.
Si bien al principio ella no puede ni considerar la propuesta, poco a poco, se plegará al interés que él demuestra.
Lo piensa como un sacrificio que le debe, ya que, de alguna manera, cree tener parte en su desgracia.
Y se sacrifica. Se va prostituyendo progresivamente, hasta encontrar la muerte en un barco a manos de los marineros.
El milagro ocurre. Él vuelve a caminar
¿No es posible establecer una “cierta” comunidad entre nuestra heroína y la proposición imposible del puro amor, que caracterizó al siglo XVII, y tiene a Mme. Guyon como referente?
También una diferencia: mientras en un caso, la protagonista se pliega al fantasma masculino que la conduce a la muerte, las místicas se procuran vías de sacrificio, la ascesis, para despejar el vacío que hará posible su fusión con Dios
“Dios, Esposo mío si fuese condenada al infierno por tu voluntad, mi amor por ti no sufriría menoscabo alguno.”7
La ascesis, el desprendimiento de sí, la autodestrucción de sí, encuentran aquí su razón. Se trata de reconstruirnos de otro modo, enteramente abiertos sin cierre que elimine la oposición interior/exterior. La ascesis apunta a hacernos coincidir el abismo que somos en Dios 8, convertirse en puro vacío
¿Se trataría de masoquismo?9
A esta pregunta , J. Lacan, respondía negativamente10
En el Seminario 20, no es sin la lectura de las místicas que puede escribir el goce suplementario que llama femenino S(Ⱥ)
Por un lado, tenemos al amor puro y por otro, el deseo del analista no es un deseo puro.11
En el Seminario 21, en la clase del 18/12/73, J. Lacan habla del amor divino y de un Otro sádico que instaura la culpa original; la voluntad divina toma el lugar que hubiera debido ocupar el deseo. “(…)a partir de cierto punto mal elegido, no hay ningún medio de salir de él… cada uno teje su nudo: verán Uds. si el amor deviene realmente el medio, el amor no se define ya como fracaso. Porque sólo el medio puede desanudar uno del otro”
En las místicas, el director de conciencia cumple un rol fundamental:
Se mantiene la doble flecha que se dirige hacia el S(A/),por un lado y por otro va hacia el lado izquierdo, al Φ.
En el estrago, la medida fálica queda en suspenso… “no hay límites a las concesiones que cada una hace para un hombre: de su cuerpo, de su alma, de sus bienes.”12