Scroll to top

¡Demasiado amor!


lacan21 - 30 de mayo de 2021 - 0 comments

Lídia Pessoa*

¿Qué nos puede enseñar sobre el amor en la contemporaneidad el personaje “narradora del libro ‘Obsceno abandono”, de la escritora Marilene Felinto?[1] ¿Cuál es el nombre del amor que escribe en su narrativa? Pensar a partir del concepto lacaniano recogido en el Seminario 20, “que la mujer no toda es, hay siempre algo en ella que escapa del discurso”[2], constituye el propósito de ese texto.

El personaje – narradora del libro Obsceno abandono es una mujer que trae una furia, casi un éxtasis por las palabras en el abandono de su partenaire amoroso. Desde el inicio y hasta el final del libro la ferocidad marca sus palabras. Luego del inicio y hasta el final del libro, va con una ferocidad que marcan las palabras “Pues quiero que te vayas al infierno, Charles”.  “De todas las personas que no me quisieron, fuiste la peor”. “Pues bien, una persona no puede vivir con otra con tanta intensidad y después no vivir más, de un momento a otro”. Se vuelve “una mujer que a veces se despierta con cara de hombre, a veces con cara de bicho, otras con cara de monstruo – otras veces simplemente con cara de payaso loco”. Dice ella como respuesta a “la obscenidad del abandono”.

En el Seminario 20, Lacan propone una concepción de la mujer diferente de la perspectiva hasta entonces abordada por Freud. La mujer no está inscripta totalmente en la lógica fálica, hay algo en ella que no responde a lógica del lenguaje y escapa “a las leyes de la palabra”,[3] inscribiéndola en la lógica del goce femenino. Se trata de la obtención de otro modo de goce, considerado femenino, independiente de la anatomía, pero que atraviesa el cuerpo.

Al precisar el concepto de goce femenino en distinción y no en oposición al goce fálico, Marie-Hélène Brousse,[4] muestra que la problemática del goce femenino evidencia una posición que se sitúa más allá de las identificaciones edípicas. Se trata de un goce que no es simbolizable. Sin embargo, no está fuera de ese anclaje construido por el falo en tanto significante de la falta y que representa el elemento que permite al sujeto organizar su deseo al otro.  En este texto, Marie-Hélène Brousse considera que existe un goce femenino que no corresponde, por ejemplo, al ideal femenino sostenido en la cultura.

La mujer en la lógica del no todo permite a Lacan[5] decir que La mujer no existe. Claro que la mujer existe, no en la categoría universal, tampoco en el esencialismo que la identifique independiente de la experiencia, sea en la relación con el otro, sea en la relación consigo misma. Hay un goce místico experimentado por Santa Teresa de Ávila. Está del lado del no toda, tiene una relación con Dios que no es el Dios de la religión católica, del papa.[6] Otro ejemplo de no toda puesto por Lacan es el amor del tipo trágico, en la historia de la mitología griega, vivido por Medea con Jason, en la lógica del amor, del odio y de los actos femeninos.

Al final de la novela de Marilene Felinto, el personaje no se suicida, tampoco se vuelve loca y tampoco mata el amante para dar cuenta de su fantasia de angustia de abandono. En sus rememoraciones de su posición femenina de completa entrega a ese amor, descubre que el abandono obsceno fue del propio ser. “No me reconozco en ninguno de los amores que perdí. El arrepentimiento es una especie de no reconocimiento de sí mismo, una especie de locura”.[7] Por el contrario, Madeleine se exaspera, grita, amenaza tirar por la ventana del departamento las cosas de él, se queda sin palabras y tiene miedo. Miedo sobretodo de volverse loca como los loquitos de las calles se su infancia.

“Todas las mujeres están locas”, escribe Lacan en “Televisión”,[8] para agregar que “no locas-del-todo” y que son hasta “acomodaticias más bien; hasta el punto de que no hay límites a las concesiones que cada una hace para un hombre: de su cuerpo, de su alma, de sus bienes”. Lo ilimitado del goce femenino, de ese lado no toda de la mujer que escribió en las formulas de la sexuación del Seminario 20.[9] En un esquema dividido en dos columnas, tenemos de un lado la estructura de la posición de la sexualidad masculina y del otro lado la estructura de la sexualidad femenina. Hombres y mujeres están sometidos a la castración, lo que los instituye en la función fálica y, consecuentemente, el significante hace existir el goce para ambos. Eso indica que lo sexual se relaciona al lenguaje marcando posiciones subjetivas conforme la inscripción de los sujetos en esa función.

Sin embargo, Madeleine nos enseña que el amor al hombre la dirige “hacia este goce de ser no toda, es decir, que la hace en alguna parte ausente de sí misma, ausente en tanto sujeto…”.[10] Ese goce que pasa por el cuerpo, vivificándolo como otro efecto de lenguaje.

Encuentro en J.-A. Miller algo precioso sobre la vertiente del “nuevo amor” lacaniano, en la cual el amor es “invención”, o sea, producción de saber: “que el amor es un modo de dirigir-se al pequeño a a partir del Otro del significante”.[11] En esta teoría del amor se resalta la importancia de las cartas de amor para elaborar un nombre propio para el pequeño a, como lo hicieron Dante y muchos otros.

La literatura de Marilene Felinto en esa obra, para finalizar mi breve abordaje del amor-goce femenino, ejemplificado por el personaje-narradora, siguiendo a Miller, es un esfuerzo para dar un nombre singular al Otro barrado. El amor obsceno es un nombre del amor escrito en esta literatura.

* Sección Nordeste – cartelizante
Traducción Ana Beatriz Zimmermann
Revisión: Silvina Rojas

[1] Felinto, M., Obsceno abandono: amor e perda. Record, Rio de Janeiro, 2002.
[2] Lacan, J., El seminario, Libro 20, Aun. Buenos Aires, Paidós, 2019, p. 44.
[3] Brousse, M.-H., “O que é uma mulher?” Revista Latusa Digital ano 9, nº 49, julho de 2012, p. 19.
[4] Ibidem
[5] Lacan, J., Op cit, p. 98.
[6] Brousse. Op cit, p. 19
[7] Felinto, M., Op cit, p. 38.
[8] Lacan, J., “Televisión”. Otros escritos. Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 566.
[9] Lacan. Op cit, El seminario, Libro 20,  Aun. Buenos Aires, Paidós, 2019, p. 105.
[10] Lacan. Op cit, p. 47.
[11] Miller, J.-A., Lógicas de la vida amorosa. Manantial, Buenos Aires, 2015, p. 17.