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ENSEÑAR PSICOANÁLISIS, HOY, EN LA UNIVERSIDAD


lacan21 - 16 de abril de 2016 - 0 comments

(4)Borges, la dicha V Art.AlejandraKorek

“Borges, la dicha V”. Artista: Ale Korek

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María Elena Lora (NEL-La Paz)

 

Escribir y hablar sobre enseñar psicoanálisis, hoy, en la universidad significó una consideración que tan inesperadamente se me propuso y a la que quisiera poder responder dignamente a partir de reflexiones que están motivadas por una experiencia.

Esta invitación me condujo, en un primer momento, al instante crucial en mi vida, de tener que volver a mi país, circunstancia en la que me sentí hondamente conmovida debido a que vivía la urgencia de anudar el porvenir del psicoanálisis lacaniano a la nueva democracia que se iniciaba en Bolivia. Como a muchos otros psicoanalistas, me tocó empezar a trabajar en la universidad, tanto en la enseñanza académica como en la función de supervisión clínica de las primeras experiencias clínicas de estudiantes de psicología.

A partir de este trabajo, pude introducir por primera vez el psicoanálisis lacaniano en la universidad, en un país caracterizado fundamentalmente por la inexistencia de psicoanalistas, la carencia de espacios de formación analítica y la ausencia de una relación previa entre psicoanálisis y universidad.

Esta relación entre psicoanálisis y universidad supuso anudar particularidades, historias transferenciales diferentes, pues muchos colegas nos formamos como analistas en otros espacios y diferentes países. Bajo esta perspectiva, el referente psicoanalítico y la palabra de Lacan llegaron no solo a la universidad sino al país para quedarse. Así, desde hace 38 años, permanentemente han venido a La Paz analistas invitados a impartir clases, seminarios y coloquios; esto ha significado poner en marcha un trabajo para hacer existir un interés por el psicoanálisis lacaniano e implicó un verdadero consentimiento a un nuevo destino común.

Despertar el interés por el psicoanálisis fue el instante previo para hacer existir una comunidad analítica, lo que supuso el acto de fundación de la Asociación del Campo Freudiano en Bolivia, hace 35 años. De este modo, desde el inicio estuvo presente que la formación de los analistas quedaba por fuera del espacio universitario.

Es imposible iniciar las reflexiones sobre psicoanálisis y universidad hoy, sin partir de algunas huellas de la escena inaugural que me tocó vivir. La palabra de Lacan conjugada con el anhelo de transmitir la formación del analista me llevaron a trabajar con entusiasmo, convocada insistentemente por aquello del guerrero aplicado, el trabajador decidido, aquel que decide, que reflexiona e inventa la enseñanza del psicoanálisis por la vía de una transferencia de trabajo.

En virtud de la temática que hoy nos ocupa, es preciso retomar la reflexión de Freud, en su texto ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad? En este escrito, él advirtió la importancia de impartir seminarios en la universidad, con la idea de acercar a los estudiantes a las problemáticas de la subjetividad. Asimismo, Lacan se encargó de diferenciar el discurso universitario del discurso analítico. Sin embargo, esta diferencia de discursos no fue suficiente para que las instituciones universitarias desistieran de incorporar el saber psicoanalítico en ellas.

Ahora bien, ¿acaso la diferencia entre discurso analítico y discurso universitario supone que el psicoanalista está vedado para poder trabajar en la universidad? Evidentemente la experiencia demuestra lo contrario, pues muchísimos psicoanalistas lacanianos participamos de la vida académica. De lo que se trata, entiendo, es de tener presente la oposición fundamental entre ambos discursos, para evitar el sometimiento de la subversión psicoanalítica al poder universitario. Así, el trabajo que un psicoanalista plantea en la universidad implica resolver impasses e inventar recursos, en tanto estamos a contrapelo del ideal institucional de la universidad, lo que supone trabajar en los márgenes para generar interrogantes respecto a los saberes oficiales y, por otra parte, entraña una función de borde, que posibilita agujerear el sentido.

A partir de muchas reflexiones, me fue necesario entender que el psicoanálisis tiene lugar en la universidad, pero este lugar es por principio conflictivo, en tanto el discurso universitario no solo no alcanza, sino que contradice la especificidad de la experiencia analítica. Sin embargo, en este punto, la vertiente de la investigación permite abrir nuevos caminos, inventar recodos y posibilitar vacíos para inventar algo nuevo, algo que vivifique, de manera que el psicoanalista en la universidad, en el contexto actual de una globalización neoliberal, pueda abrir una brecha donde el sujeto pueda retomar la palabra.

Como consecuencia de esta condición actual de la relación psicoanálisis-universidad, podemos advertir y distinguir algunas preguntas para conversar: ¿Qué implica para el psicoanálisis la presencia de su enseñanza en la universidad?, ¿Qué importancia tiene para la universidad, hoy, el aporte del psicoanálisis lacaniano?, ¿Estamos ante la exclusión del psicoanálisis por la universidad?