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¿Es esto amor? Su signo en Psicoanálisis


lacan21 - 30 de mayo de 2021 - 0 comments

Marta Goldenberg – EOL/AMP

Desde Romeo y Julieta se han tramado las historias de amor más complejas e imposibles con la dificultad de encontrarse los amantes en vida, el encuentro se transformaba en tortuoso y se les iba la vida en eso. Hoy la apuesta se realiza por Tinder, zona- citas, solos y solas, entre otros y la ausencia del encuentro físico ha dejado de ser un impedimento.

Podríamos ubicar un movimiento que iría del Medioevo, Discurso del Amo, a nuestra época: Discurso Capitalista, éste deja de lado las cosas del amor y se caracteriza por rechazar la castración.[1]

“Hace tiempo que no se habla más que de eso, del amor”,[2] dice Lacan en este seminario bisagra en las cosas del amor. Me ubico en el seminario “Aún” y en el texto “Hablo a la Paredes”, ambos conversan sobre temas como el saber supuesto, el inconsciente, donde claramente J. Lacan no le habla al Otro sino a los muros, donde juega con el significante amor, amour … a-mur, y los muros-paredes, paredes que envuelven un vacío, un agujero donde aloja a su rêson de ser: el objeto “a”.

Es en el Seminario Aún donde se plantea encontrar –como lo pregona la lógica de Port- Royal- la premisa válida: acerca del amor. Y aquí dice: “el amor es signo”.

Signo de amor

En el amor se apunta al efecto sujeto, a la contingencia como dice en sus versos Arthur Rimbaud, poeta maldito, por lo incomprendido, un bohemio y que en su corta vida- 37 años- escribe a sus 20: “A una razón”[3],  amante  y compañero de Paul Verlaine once años más grande que él, a quien dedicaba sus versos.

Junto a Verlaine escribieron poemas, ambos se peleaban y se reconciliaban, podríamos decir: una pareja. Rimbaud buscando su voz  escribe “A una razón”, donde se repite a la manera de estribillo: un nuevo amor, tratando de trasmitir que todo amor es producto de la contingencia, y es en este texto-Aún- como nos transmite J. Lacan que el amor es signo, y que hay una escansión, un alto que da cuenta que se cambia de discurso, ya no iría por la vía del sentido/razón, sino que acá podemos ubicar en esa escansión : la posición del analista en el discurso analítico.

Este cambio de discurso, esto que emerge en un golpe de tambor al decir de la poesía de Rimbaud, es un acto, el cual conjuga el decir y el hacer, eso ahí, cae. Cesa de no. Acontece allí, es un decir que se escribe.

El signo de amor es mucho más que la prueba de amor, la prueba siempre pasa por el sacrificio de lo que se tiene, es sacrificar la nada que se tiene, mientras que el signo de amor es una nadería que se marchita, que decae y que se borra si no se la trata con toda cautela y no se le testimonian todas las consideraciones.  El amor depende de los signos del Otro, y allí ubicamos a la experiencia analítica y a su agente en el discurso analítico.

En esto tiempos de lazos difíciles de establecer, de sujetos embriagados de un goce autista, podemos ubicar la diferencia en el amor y el deseo, la relación con el Otro; es el deseo que se sustrae de esta relación con el Otro, el deseo tiene más bien relación con algo en el Otro. El deseo involucra un elemento no conocido por el Otro, hay algo que anida en el Otro, hay un resto de la Cosa en el Otro, una vacuola de goce. El parlêtre cree que en el Otro anida lo que a él le falta o lo completaría.

Podemos ubicar allí las paradojas y las encrucijadas del amor a la hora de dar algo que se tiene en términos de no tener. Encrucijadas a la luz de los actos o pasajes al acto que se ejercen en nombre del amor queriendo atrapar en el Otro, esa pequeña diferencia que no se soporta con consecuencias tales como el femicidio, el suicidio o filicidio y que a veces en nombre del amor se mata. J-A Miller aclara que lo que pertenece al registro del amor no resulta adecuado al registro del goce, o lo que prevalece en el goce del UNO, no concuerda con lo que el amor requiere del Otro[4].

El discurso analítico como dice J. Lacan, promete introducir el algo nuevo, ese algo nuevo es trascendente y esta palabra dice hay que tomarla con el mismo signo que en las matemáticas, no por nada tiene el nombre de transferencia. Lo que aclara, es que el discurso analítico no puede sostenerse con uno solo, y que es una suerte dice J. Lacan no estar solo en la experiencia analítica.

Lo que se cuenta del amor no es el sentido, sino precisamente el signo y es ahí donde está todo el drama.

Hacemos propia la pregunta de Lacan en Aún, pregunta que interroga la época ¿no es acaso con el enfrentamiento a esta imposibilidad del no-hay como se pone a prueba el amor? El amor sólo puede realizar la valentía ante fatal destino, la soledad del ser parlante y el no hay relación sexual.

El amor es un hecho de discurso, sostenido por el cuerpo a cuerpo, un cuerpo vaciado de sus propios fantasma y síntoma, un cuerpo (el analista) decidido a escuchar al parlêtre que sufre, al que está perdido, al que la pasión lo ciega, al que está entregado al exceso.

J. Lacan lo pudo concebir como un acontecimiento de decir, es en la experiencia analítica como lo proponemos como un espacio fértil.

Entonces para concluir, ¿es esto amor? Como dice Lacan[5] ¿haber recorrido un tramo juntos?, ser compañeros de una experiencia, haberse encontrado azarosamente, y dice Lacan: “el amor es un decir en tanto acontecimiento”, un decir en tanto que lo escrito, lo que se puede leer  en una experiencia analítica, o sea la transferencia hace allí irrupción, se anuda con una modalidad sinthomatica en dirección a la vida, el síntoma que tiraba hacia abajo, que desvitalizaba se escribe, eso hace su signo en la transferencia, es la entrada de algo nuevo y posiblemente más digno como la vida misma vivida a partir de un recorrido decidido de análisis. Una vida más digna, ese es su signo.

 


[1] Lacan, J. Hablo a las Paredes (1971) Paidós, Buenos Aires, 2012. p.100
[2] Lacan, J. El Seminario. Libro 20. “Aún”. (1972-1973) Paidós, Barcelona- Buenos Aires
[3] Rimbaud, Arthur. “A una razón”.
[4] Miller,J-A. Los signos del goce. Paidós. Buenos Aires. p 374.
[5] Lacan,J. Seminario 21 “Los desengañados se engañan o los nombres del padre”. Clase 13-11-1973. inédito.