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Etiquetas vacías e infancias trastornadas*


lacan21 - 26 de mayo de 2020 - 0 comments

Lisa Erbin - EOL AMP - Sin Título Collage en papel.

Lisa Erbin – EOL AMP – Sin Título Collage en papel.

Marcela Piaggi – EOl – AMP

La multiplicación de diagnósticos que en la actualidad atraviesan la infancia fue consolidando tratamientos generalizados, avalados por la gran influencia del discurso científico-tecnológico y basados en protocolos y estadísticas e incluso con frecuentes indicaciones de psicofármacos. Vivimos una época en la que, por un lado, se clasifica con siglas que pretenden etiquetar cualquier malestar que subyace en la infancia y, por el otro, se procura responder con la igualdad de derechos en aparentes inclusiones sociales y escolares.

¿Cómo influye este nuevo discurso cientificista, la biopolítica, los estandartes jurídico- sociales en el transcurrir de la infancia? ¿Cómo estas nuevas variables resuenan en el cuerpo?  Pues los cuerpos que llegan a consultarnos están afectados por estas coordenadas que los atraviesan: “el hombre piensa con ayuda de las palabras. Y es en el encuentro entre esas palabras y su cuerpo donde algo se esboza” y donde tiene la oportunidad de ser escuchado por un analista; punto de partida para obtener el consentimiento de quien porta un desarreglo a desembrollar, y no un trastorno ni un déficit que lo etiqueta.

Lo actual del discurso psicoanalítico, formula que no sólo se trata del cuerpo como superficie de inscripción, sino del cuerpo como lugar de goce. Intentaremos sostener por qué el psicoanálisis sigue siendo una respuesta necesaria y eficaz, más aún… ¡en esta época!

Lo actual: La clínica psicoanalítica

Es la clínica la que nos devuelve cada vez a nuestro oficio, el de escuchar aquello que aparece como actual. Cada época porta palabras nuevas que marcan de modos disímiles los cuerpos y producen diversas formas de gozar. Si bien los síntomas se sustentan en los discursos de cada época, por sobre todo dan cuenta de la forma en que “le ha sido instilado un modo de hablar, no puede sino llevar la marca del modo bajo el cual lo aceptaron”.

En consecuencia, es necesario diferenciar la actualidad o la época, de lo actual. La época transfiere los revestimientos que se producen de acuerdo a los ideales y valores que cada momento socio-histórico pone en juego. Lo actual, en cambio, es lo invariante, la fracción de real como eterno retorno. La época, aporta los revestimientos simbólico-imaginarios al núcleo actual, tal como lo refiere la metáfora Freudiana del molusco que forma la perla alrededor del grano de arena.

El fundamento actual del psicoanálisis, así como del síntoma desde Freud, reside en el núcleo real- actual, inasimilable por estructura, que no se deja atrapar en etiquetas. Afirma Lacan: “El sentido del sentido de mi practica se capta por el hecho de que se fuga: que hay que entender como de un tonel, no como un escaparse. (…) es por el hecho que se fuga por lo que un discurso toma su sentido, esto es: porque sus efectos son imposibles de calcular”.

La época privilegia la dimensión imaginaria y estimula la ilusión de que la completud o la satisfacción total son posibles. Así, los cambios científico-tecnológicos inauguran nuevos modos de vivir, instalan discursos vacíos de sentido, que paradójicamente se presentan como imperativos o verdades generales.

Freud advirtió lo irreductible de cada época y lo actual en todo ser parlante en “El malestar en la Cultura”. Opone a los calmantes que la civilización propone para adormecer lo real del síntoma, el psicoanálisis. Sin lugar a dudas, la época freudiana y la nuestra no son iguales. El malestar –siempre irreductible– caracterizado por la renuncia pulsional y marcado por la acción paterna, pareciera que esta época lo promueve como un empuje signado por las leyes del mercado que intentan negar la imposibilidad.

Cuerpos trastornados y etiquetas vacías

El concepto de biopolítica es presentado por Foucault en los ‘70. Alude a la influencia ejercida por la política en los procesos de subjetivación: “se trata de algo que actúa sobre el cuerpo o sobre las cosas, los fuerza, los abate, los quiebra […] el poder  […] incita, induce, seduce, facilita”. Este concepto, tal como lo retoma Laurent: “somete a los cuerpos a golpes de imágenes y de slogans, pero el cuerpo siempre escapa a las identificaciones listas para su uso. El goce lo desborda, lo sorprende, lo traumatiza. El psicoanálisis acoge a este cuerpo en tanto que habla de este trauma”. Debemos estar advertidos de que quienes nos consultan dan a ver y a oír las huellas de lo que aún resiste a ser capturado por un protocolo o una etiqueta.

En los últimos años las instituciones escolares promueven la inclusión de la diversidad que presenta la infancia. Legislación mediante, se ha avanzado en incluir a todos en lo común de la experiencia educativa. Ser diferente no debería ser un problema, tal es el sentido que sustentan ideales sociales que repudian la segregación y la exclusión. Sin embargo, se produce los efectos contrarios; niños que son incluidos con su diversidad, como condición para su permanencia deben ser acomodados en siglas estigmatizantes y acompañados por asistentes. En este contexto de empuje a la inclusión, paradojalmente vemos proliferar la segregación, la circulación de etiquetas: ADD, TDHA, DISLEXIA, DEA, TOD, y TEA. Estas perspectivas reduccionistas, sobre la base de supuestos compromisos orgánicos, avanzan, y a paso firme, en la indicación de tratamientos a base de psicotrópicos y programas de adiestramiento con el objeto de normalizar rápidamente la conducta infantil. La infancia pierde su carácter de atravesamiento y se convierte en un tiempo de definiciones del ser.

El acto de nombrar y clasificar trae consecuencias en el proceso de subjetivación. La sentencia descriptiva que suelen implicar estas siglas termina funcionando como performativa, provocando de alguna manera que se realice el resultado encriptado que se anuncia.

Resistencia del Psicoanálisis

Los nombres conforman una parte fundamental del sistema del lenguaje: “el único criterio por el cual debemos juzgar un sistema de nominación es por los efectos que produce su uso”. El psicoanálisis tiene la función de interrogar las creencias clasificatorias de una época, de una sociedad y sabe reconocer la huella que viene a marcar una nueva imposibilidad de traducción de goce.

Las etiquetas diagnósticas han conquistado lugares vacíos que, en el contexto de todos estos cambios sociales, se han convertido en una respuesta facilitada para las dificultades que interpelan a las instituciones. Su demanda de rápida eficiencia olvida la complejidad humana y la singularidad de cada sujeto. Este modo de respuesta supone prácticas que ignoran el sufrimiento, como así también las invenciones y las soluciones singulares.

El psicoanálisis propone no quedar absorbido por las totalidades, advertir que el empuje positivista de la ciencia intenta homogenizar segregando las heterogeneidades que se presentan desde la infancia. Nuestro esfuerzo será alojar a cada sujeto, cada vez, con su modo singular de habitar el mundo, a que enriquezca su estar, pero invariablemente desde el rasgo propio. La posición del analista debe traducirse en un modo de presencia que posibilite transformar lo más íntimo del sujeto, en un saber hacer con lo actual en cada época, posibilitando un pasaje siempre sólido y singular por los avatares de cada tiempo.


NOTAS:
* Texto visado y autorizado por Claudia Lijtinstens, responsable del Observatorio sobre políticas del autismo EOL, FAPOL.
1.Lacan, J., “Conferencia en Ginebra sobre el síntoma” (1975), Intervenciones y Textos 2, Manantial, Buenos Aires, 2001, p.125.
2.Laurent, É., El reverso de la biopolítica, Buenos Aires, Grama, 2016, p. 65.
3.Lacan, J. Op. cit., p.124.
4.Freud, S., “Fragmento de análisis de un caso de histeria” (1905) Obras completas, T. VII, Buenos Aires Amorrortu, 1989, p. 73.
5.Lacan, J., “Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos” (1973), Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012, p. 579.
6.Freud, S., “El malestar en la cultura” (1930) Obras completas, T. XXI, Buenos Aires Amorrortu, 1986, cap.II.
7.Foucault, “El sujeto y el poder” (1982) www.omegalfa.es › downloadfile › el-sujeto-y-el-poder.
8.Laurent, É., El reverso de la biopolítica, Buenos Aires, Grama, 2016.
9.ADD (Desorden por Déficit Atencional), TDHA (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), DISLEXIA, DEA (Dificultades Específicas del Aprendizaje), TOD (Trastorno Oposicionista Desafiante), TEA (Trastorno del Espectro Autista).
10.Laurent, É., Síntoma y nominación, Buenos Aires, Colección Diva, 2002, p.13.