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PRIMERA CONVERSACIÓN DE RUA-INVESTIGACION


lacan21 - 16 de abril de 2016 - 0 comments

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“Formas”. Artista: Adolfo.L.R.Londoño

Por Fabián Naparstek

 

  • Origen: La universidad tiene su origen desde el discurso amo. En efecto, dicho discurso quería controlar el manejo del saber. Especialmente luego de que comenzara la lectura llamada silenciosa (Ver Manguel: “Una historia de la lectura”). Cuenta la historia de la lectura (historia que seguramente muchos de ustedes conocen) que hasta bien entrado el siglo X se leía sólo en voz alta. Que existían lo que se llamaban las lecturas públicas y que estas consistían en que quien sabía leer se paraba en un estrado en el centro de la plaza y leía para un auditorio. El gran cambio acontece cuando aparece la puntuación en los textos. Recién con la puntuación en la escritura, tal cual la conocemos hoy, se empieza a leer en silencio. Por supuesto que la iglesia no se encontraba muy a gusto con la aparición de la puntuación, ya que creía que eso iba a devenir en infinidad de diferentes lecturas y no en una sola. No hay que dejar de señalar, por otro lado, que la lectura a todos nos llega a través de un Otro que nos lee los primeros cuentos o historias cuando aún no sabemos leer. Se ve así cómo esta lectura en voz alta tiene su cara estructural[1]. Por cierto, la universidad toma el relevo de aquellas lecturas públicas determinadas por un amo que intenta establecer cuál es la lectura conveniente, una vez que cada uno estaba en condiciones de hacer su propia lectura. Dicho origen se encuentra hoy presente en la universidad, y el debate de cuál es la lectura que en cada ámbito conviene a la sociedad es central desde los diferentes estamentos de poder para determinar sus currículas. La posición que el psicoanálisis toma en dicho debate es crucial para nosotros, fundamentalmente para orientarse en como participar allí.
  • Formación de analizantes: recuerdo aún el impacto de leer por primera vez a Freud como alumno de psicología, y aún hoy me reconozco allí cuando un alumno me consulta dividido por lo que leyó del psicoanálisis. De hecho, el discurso universitario pone en el lugar de la producción al sujeto dividido (Ver artículo: Psicoanálisis y universidad, Revista El Murciélago, N° 8). Es decir, que el discurso universitario, más allá de que haya surgido como un empuje del amo a regular el saber, no ha podido controlar la división subjetiva. Alumnos que quieren saber más allá de la universidad, que a partir de lo que leyeron quieren analizarse, etc, etc. De hecho, durante mucho tiempo pensé que mi lugar en la universidad se guiaba en producir el sujeto dividido para que el psicoanálisis prospere y por cierto mi propio consultorio. La universidad ha sido y sigue siendo una gran formadora de analizantes.
  • Formación del analista: Según J. Lacan, el problema no es encontrar nuevos analizantes, sino la formación de nuevos analistas (Ver: La dirección de la cura…). Mi preocupación primera por la producción de sujetos divididos pasó a segundo término por la preocupación en la formación de analistas. De hecho, la universidad también se preocupa en la actualidad, cada vez más, en el saber hacer práctico del psicólogo, el ingeniero, el economista, etc. El konw how, como suele llamarse. Ya no se preocupa solo por el saber teórico, sino por una práctica que esté a la altura de las circunstancias. Eso deviene en exigencia de horas de práctica en la materia que se trate. Sin embargo, Miller distingue muy bien un saber hacer técnico que se enseña, de un saber hacer allí. Ese Savoir y faire no se enseña, ya que se trata de algo que escapa y de algo imprevisible (Miller: Teoría del partenaire). En efecto, cuando nos preocupamos por la formación del analista la cosa cambia. Es el gran desafío que tenemos hoy en la universidad: no confundir el saber hacer con el saber hacer allí que se obtiene de su propio análisis, el control y la experiencia de Escuela. Por ende, fuera de la universidad.
  • La fortaleza del matema: En las facultades de psicología en Argentina, el psicoanálisis tiene un lugar preponderante. En efecto, la producción de grandes cantidades de analizantes y la presencia del psicoanálisis en nuestra sociedad tiene parte de su explicación en dicha preeminencia del psicoanálisis. En una época había un debate que estaba centrado entre las diferentes corrientes del psicoanálisis (Klein, Winnicott, freudiano ortodoxo, etc.), aunque luego el psicoanálisis ha tenido que hacer frente a los diferentes empujes de las terapias comportamentales y comunitarias. De hecho, una alianza entre psicoanalistas de diferentes corrientes ha permitido fortalecer la posición del psicoanálisis frente a dichos embates. En ese sentido, la consistencia y la lógica de la enseñanza de Lacan ha sido nuestra arma fundamental ante la infinidad de ataques que el psicoanálisis lacaniano ha tenido dentro de la universidad y también frente a múltiples propuestas que finalmente se muestran frágiles en sus planteos teóricos, más allá de sus posiciones políticas. La consistencia del pensamiento de Lacan y su referencia a la clínica actual frente a propuestas, muchas veces endebles, ha sido nuestra gran herramienta. A esto llamo la fortaleza del matema.
  • Matema y bien decir: Sin embargo, a esta altura de los acontecimientos, no deja de haber un debate entre los lacanianos mismos. La orientación lacaniana, la nebulosa, etc. Es un debate sordo, no explícito, pero presente. Allí se debate el lugar de la Escuela, el pase, la formación del analista. Se debate el lugar de Miller o no Miller, etc. En este punto me oriento por el bien decir. Miller nos plantea que el bien decir “es contrario al matema” (Teoría del partenaire, pag. 32). Es la manera que un sujeto puede “desenredarse de lo real con el significante” (ibid). Mi idea es que hay algo de ese debate que puede desarrollarse no tanto en la pericia con el saber teórico propio de lo universitario -y por cierto, de muchos lacanianos-, sino en la enunciación de un bien decir que resuena en las aulas de la universidad. Esa tensión entre la pericia con el matema y el bien decir enmarca –a mi gusto– nuestro desafío de la Orientación lacaniana en la universidad
[1] – Manguel, Alberto: «Una historia de la lectura», Santa Fé de Bogotá, Colombia, Ed. Norma S.A., 1999. Guglielmo, Cavallo y Roger Chartier: «Historia de la lectura en el mundo occidental», Madrid, España. Ed. Taurus, 1998.