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Saber hacer con la diferencia


lacan21 - 26 de mayo de 2020 - 0 comments

Difusión III Jornadas de la NEL CdMx

Difusión III Jornadas de la NEL CdMx

Carolina Puchet Dutrénit – NEL – AMP

#UnDíaSinMujeres

Ejerzo mi práctica clínica en la Ciudad de México, la ciudad donde nací. Crecí escuchando decir que es una de las más grandes del mundo. Esa inmensidad es, por una parte, increíble porque es muy viva; es difícil que uno se aburra porque todo el tiempo pasan cosas en distintos niveles. Hay congestionamientos de coches, hay una innumerable oferta cultural, deportiva, de entretenimiento. Pero, por otra parte, esa inmensidad también significa vivir con cautela y cierto temor por la violencia cotidiana, los asaltos, la inseguridad. Ahora, crecer en la Ciudad de México como mujer siempre ha significado, en un punto, sentir miedo. Miedo de salir a la calle, miedo de los hombres en el transporte público, miedo de los hombres en las calles. Miedo a los hombres.

Este sentimiento, me atrevo a decir que es un común denominador en las mujeres que habitamos esta ciudad y es algo a lo que nos acostumbramos de un modo un poco forzado. Nos acostumbramos a pensar qué ropa debíamos ponernos antes de usar el transporte público, para no provocar más miradas lascivas que las estrictamente necesarias. Nos acostumbramos a escuchar a los hombres en la calle decirnos cosas referentes a nuestro cuerpo. Nos acostumbramos a que si salíamos solas de noche algo muy malo podía pasarnos. Nos acostumbramos a que nuestros propios amigos y familiares hablaran mal sobre las mujeres, trataran mal a sus parejas. Nos acostumbramos a callar: “calladita te ves más bonita”.

Hoy, la violencia contra las mujeres (no sólo en la ciudad sino en todo el país) ha llegado a un nivel tan elevado que, por primera vez en la historia, las mujeres han decidido hacer un paro que han nombrado #UndíaSinMujeres. El 9 de marzo de 2020 las mujeres han convocado a las mujeres a no salir a la calle para decirle a la sociedad y el gobierno: ya basta, ni una menos. No más mujeres intimidadas. No más mujeres maltratadas. No más mujeres asesinadas.

Los feminicidios son para los mexicanos una noticia con la que amanecemos cada día

Es, sin duda, una realidad que ya no es posible enfrentar con nuestro silencio. Las niñas, adolescentes y jóvenes de hoy nos están enseñando otro modo de entender la violencia con la que hemos crecido. Es un modo disruptivo, de empoderamiento, de rechazo a los hombres. No quieren a los hombres opinando en algo que se trata de las mujeres. Los hombres solo pueden observar y escuchar. Hemos pasado del silencio a una denuncia enfática, agresiva y sancionadora hacia los hombres.

Lo insoportable de la diferencia

La época actual pone de relieve más que nunca lo insoportable de la diferencia sexual: hombres y mujeres claramente divididos, incluso enfrentados. Ahora, para los psicoanalistas la diferencia es de otro orden, no tiene que ver con la diferencia anatómica de los sexos. Es un modo de ordenamiento que el sujeto que nace en el lenguaje utiliza para simbolizar la no relación sexual.

“Sexual o no, grande o pequeña, la diferencia es uno de los fundamentos del orden lenguajero. Opera, porque es en primer lugar una operación, para, al mismo tiempo, separar y enlazar. Es un par que permite, ya sea metonímicamente o metafóricamente, un ordenamiento de significantes, de palabras, de conceptos, de imágenes, de sonidos”.

El sujeto desde temprana edad intenta hacer una división entre hombre y mujer por medio de la observación del cuerpo anatómico porque hay algo que habita en su propio cuerpo, ese que siente, que le cuesta reconocer como propio, que le es imposible de explicar con palabras. Se trata del goce que lo habita y que para cada uno resulta hasta cierto punto, extranjero.

Para Freud, el modo de introyectar la diferencia anatómica entre los sexos tenía una salida por la lógica fálica para hombres y mujeres. Es decir, los niños saldrían una vez hubieran atravesado el complejo de Edipo y las niñas el complejo de castración por medio de la producción de la ecuación simbólica pene-niño. Para Lacan, en cambio, la diferencia anatómica como algo que tiene que ver con la biología es dejada de lado, y toman preponderancia las posiciones sexuadas, que fueron teorizadas tomando en cuenta que los sujetos son tocados por el lenguaje. Lo femenino y lo masculino son modos de gozar que están más allá de ser hombre o mujer. El goce fálico y el goce femenino o goce suplementario, son goces que nos habitan tanto a las mujeres como a los hombres. El goce fálico puede inscribirse en el Otro, algo se puede decir sobre ese goce, incluso se podría decir que tiene una representación imaginaria. La dificultad con la que todo sujeto se enfrenta es con el goce femenino, porque este es rebelde al esfuerzo de significantización.

La diferencia, para los psicoanalistas, no está organizada por el orden binario, sino por el Todo y no-todo. Todos los sujetos que hablamos gozamos de la diferencia, muchas veces en exceso y eso se torna insoportable. No todos gozamos de la misma manera, cada uno lo hacemos a nuestro modo.

No tod@s, un@ por un@ 

La época que nos ha tocado vivir, nuestro malestar en la cultura, está marcado por la decadencia de la función del padre, la caída del Otro como organizador de lo simbólico, la pluralización de los goces y sus modos de regulación. Por su puesto, esto tiene efectos en la subjetividad y los analistas deberíamos poder transmitir por qué nuestro discurso ofrece una alternativa diferente a otras ofertas terapéuticas que buscan normativizar, dar soluciones estándar a nombre de tener una mayor eficacia en un tiempo récord.

Si, como dice Lacan, hay que estar a la altura de la subjetividad de la época ¿cómo estarlo en medio de la violencia desmedida hacia las mujeres? Está claro que no podemos ofrecer un movimiento #todasgozamos, pero si algo tiene para ofrecer un psicoanalista es su deseo de escuchar. Su deseo de ubicar a un sujeto más allá de una víctima, un sujeto hablado por el lenguaje que ha dejado marcas de goce en su cuerpo. El psicoanalista debería poder acoger la diferencia de otro modo y saber hacer con ella.

Los psicoanalistas en esta época deberíamos poder transmitir que la diferencia es lo más digno que tenemos como sujetos del lenguaje. Que los tratamientos estándar para todos desconocen lo más íntimo del uno por uno. Reconocer que la diferencia es algo que nos habita a cada uno permite hacer un lazo distinto con los otros.


NOTAS:
1.Arteta, I., “Cuál es el origen del paro nacional del 9 de marzo #UnDíaSinMujeres”,
2.https://www.animalpolitico.com/elsabueso/origen-paro-nacional-9-marzo-sin-mujeres/
3.Brousse, M.H., “El Agujero Negro de la Diferencia Sexual”, https://psicoanalisislacaniano.com/2019/08/08/mhbrousse-agujeronegro-diferenciasexual-20190502/
4.Camaly, G., “Feminización del mundo vs. posición femenina”. http://www.revistavirtualia.com/storage/articulos/pdf/8u1BI8KSVXxYNPdRzj0pqX5