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Soledad


lacan21 - 26 de mayo de 2020 - 0 comments

Difusión IX Jornadas de la Escuela Brasilera de Psicoanálisis Sección. San Pablo

Difusión IX Jornadas de la Escuela Brasilera de Psicoanálisis Sección. San Pablo

Valéria Ferranti – EBP-AMP

Una jornada implica un recorrido, y un recorrido implica movimiento. Para las IX Jornadas de la Escuela Brasilera de Psicoanálisis, Sección San Pablo1, elegimos movernos alrededor de la Soledad. Nuestro punto de partida fue el quehacer psicoanalítico en los tiempos que corren, tiempos de la “desinhibición de lo peor”, como escribió Nuno Ramos. Esta pregunta orientó a la Dirección ejecutiva para elegir el tema Segregación como eje epistémico para el bienio 2019-2020.

Sabemos con Lacan que la segregación puede ser tomada en dos vertientes no excluyentes: la segregación estructural, inherente a la lengua como operación simbólica que excluye necesariamente algo exterior para construir un interior limitado. Principio freudiano de una exclusión primaria, del rechazo originario de un objeto o de un goce. Todo fenómeno segregativo debe considerar como fundamental que lo que quedo fuera de la simbolización retorna en lo real. Y en la segunda vertiente de la segregación, el retorno puede darse a través de la segregación social.

¿Cómo se las arregla cada parlêtre con la segregación estructural? Es aquí que nos encontramos con la Soledad. Una soledad estructural que esta “pari passu” con la segregación estructural.

Luego de proponer el tema y la convocatoria para que cada miembro de la Sección San Pablo se ponga al trabajo, Daniela de Camargo Barros Affonso escribió el argumento:

“Que el poeta tiene mucho para decir sobre la soledad, de ello, no cabe duda. En tanto para el poeta soledad es lava que cubre todo, ¿qué tendría para decir sobre ella el psicoanálisis?”

No se puede afirmar que la soledad se configure como un concepto en Freud o en Lacan, sino que se articula en la mayoría de las veces a importantes conceptos de la obra de ambos. Escuchamos mucho sobre la soledad en la clínica y nos interesa y nos interesa especialmente investigar sus formas de presentación en este ámbito.”2

La soledad de la que se quejan tantos pacientes aparece como el sustrato ético propio del neoliberalismo en el que hay una máxima valorización del yo en la búsqueda desenfrenada de autosuficiencia, de autorealización y de autosuperación, alcanzado lo que Laurent3 llama paradojas del individualismo democrático de masas.

Recordemos que, para Lacan, el discurso capitalista no arma lazo social. En “Psicología de las masas y análisis del yo” Freud opone el comportamiento del sujeto en el grupo al que está del lado del aislamiento. Dice allí que los grandes descubrimientos en el campo intelectual “solo son posibles para el indivuduo que trabaja solitario”4. Podríamos inferir de aquí ¿una “ética de la soledad”?5

En “Introducción al Narcisismo” Freud aborda la diferencia entre el retiro de la libido del mundo en el parafrénico y en el neurótico. Si el primero lo realiza efectivamente, el segundo solo lo hace de forma aparente, manteniéndola en la fantasía. Habría sí, dos formas de soledad: una alojada en la fantasía y otra en la que los lazos sociales desaparecen por completo”.6

¿Y qué pasa con la soledad buscada por el autista?

Se trata de la dimensión estructural de la soledad en la constitución del sujeto, resultado de la experiencia de separación o de castración. Dimensión esencialmente simbólica en la experiencia de la presencia o la ausencia. Lacan, al retomar el juego del carretel descripto por Freud, muestra que la relación del sujeto es con la falta de objeto. En el Seminario 11 Lacan afirma que “no hay fort sin da7. En ese sentido, el sentimiento de soledad estaría ligado a la suposición de que podría haber una presencia allí donde algo está ausente.

Esta soledad estructural dice respecto a la propia división del sujeto volviéndolo sujeto del deseo al ser introducido en el campo del lenguaje. Soledad inherente a la constitución subjetiva relativa a la imposibilidad del sujeto de ser Uno con el Otro.

Lacan, en el Seminario 10, enfatiza que la mayor angustia del sujeto sería la falta de la ausencia. La angustia ante la presencia del objeto es, por cierto, marca de nuestro tiempo invadido por infinitos objetos que se imponen al sujeto. Doble soledad: la de la imposición de la presencia, cuyo efecto es el deterioro del lazo social; y la de la necesidad de la ausencia, generadora de un yo aislado y fóbico.8

Existe la soledad propia del acto, expresada por Lacan en el Acto de Fundación de la Escuela: “Fundo –tan solo como siempre estuve en mi relación con la causa psicoanalítica…”.9 El instante del acto deja al sujeto en la soledad, aunque el Otro permanezca en algún lugar del horizonte. Pero, existe también el acto que implica una ruptura definitiva: el acto suicida. ¿Estaría allí el paroxismo de la soledad?

En la perspectiva del parlêtre y del goce, se abre otro campo inagotable de investigación. Cuando lo simbólico pierde su lugar de prevalencia, en la última enseñanza de Lacan, aparece la referencia al Uno del goce: Hay Uno. La propia esencia del goce es su carácter auténtico y solitario. ¿Es posible hablar en la soledad de un goce que tendría ausencia total de la alteridad? ¿Sería el goce femenino, aquel que va más allá del goce fálico y coloca a la mujer en posición de “no todo”?

Los testimonios de pase aportan inmenso material sobre la forma singular encontrada para suplir la ausencia de relación sexual, y como el síntoma pasa a ordenar la subjetividad de cada uno.  Efectivamente, la soledad del final de análisis es diferente de aquella que se quejan los pacientes en el inicio de un análisis. ¿Cómo distinguirlas?

¿Y cómo pensar la soledad en este colectivo, la Escuela de psicoanálisis? Miller 10 enseña que “la Escuela es la suma de las soledades subjetivas” donde los Unos solos se reúnen en torno de uno a más: la causa analítica.”

Como vemos, son varias las vertientes de investigación que se abren en el universo de la soledad. Sería mejor decir soledades, plural que se impone frente a todas las facetas aquí aludidas y otras más a explorar. Es por ello que los invitamos, en estas Jornadas de la EBP-SP a, juntos, bailar la danza de la soledad.”11

El argumento nos permite formalizar las “Perspectivas del tema” en tres vertientes:

  1. “Quien habla se enfrenta a la soledad”: si Lacan sitúa la soledad intrínsecamente referida al parlêtre, es para indicar, sobre todo, que “cuando alguien se pone a hablar, no encuentra solo el hecho de que el Otro está ausente, que no responde, sino descubre también algo que es efecto de esa ausencia. Ese efecto es que el saber, lo que es posible saber de sí, del mundo, del inconsciente, se rompe (…)”, o sea, se trata de “soledad de ruptura de saber. Esta referencia implica una orientación precisa: podríamos pensar que, con el psicoanálisis, se trataría de “promover la relación, el intercambio, la comunicación. Al contrario, la soledad da acceso, justamente, a lo que es “imposible de intercambiar, comunicar, lo que no se puede hablar”; esto que adviene cuando se es confrontado no solo con la falta del Otro, con su ausencia, sino con la falta que somos nosotros mismos, en relación a nosotros”12
  2. Soledades y estructuras clínicas:  la experiencia de la soledad solamente puede existir referida al Otro de la palabra y del lenguaje en tanto articulada a una presencia o ausencia del Otro simbólico. Por lo tanto, lo que está en causa en ella es la separación del Otro y no su rechazo, en tanto que “se supone un lazo con la pregunta por el deseo del Otro”, otro que podría solucionar la falta inherente al sujeto de la palabra. Los desdoblamientos posibles de este operador –el lazo con el Otro- permiten que situemos la soledad en las estructuras clínicas: como pasión en la neurosis, o “dolor de existir” en la psicosis.
    Estas balsas son presentadas por Miquel Bassols y elucidan aun que, si la “pasión del neurótico obsesivo por la soledad consiste en poder mantener como otro una unidad imaginaria del falo, la pasión histérica por la soledad es la pasión de la excepción, la pasión de ser el único o la única”13. Si ambas pasiones referidas a la neurosis implican un lazo con la función del Otro, en la psicosis la soledad está más referida al silencio de las pulsiones, ¿experiencia de soledad extrema, tal como la de Schereber de haber “sido abandonado por las manos de Dios en su dolor de existir”?
  3. Soledad no es aislamiento. Esta tesis de Philpe La Sagna14 15 – al precisar que el aislamiento, a diferencia de la soledad, implica exclusión del Otro- no solo ilumina sobre el autismo, permite leer, más allá de la estructura clínica en cuestión, que aislarse es evitar la soledad. Se busca aislamiento recurriendo a un objeto que estimule, una droga, una fantasía o un delirio, “sin que se tenga la más mínima realización de la soledad”. Cuando estamos en soledad, “tenemos una frontera común con el Otro”, en tanto que el aislamiento es un muro si “estamos en una época de construcción de aislados”, esto se sigue del hecho de que “no se sabe más donde terminan las fronteras”.

A partir de estas perspectivas recibimos 57 trabajos, 30 de ellos se presentaron en mesas simultáneas y dos fueron presentados en mesas plenarias. Trabajos provocadores que dieron lugar a excelentes conversaciones.

Las IX Jornadas de la Escuela Brasilera de Psicoanálisis, sección San Pablo, más allá de los trabajos presentados en las mesas simultáneas, sontó con dos conferencias de la invitada internacional Marie-Hélène Brousse, los testimonios de dos Aes, dos plenarias de los AMEs y una deliciosa conferencia con José Miguel Wisnik abordando la soledad den Clarice Lispector.16

Una jornada de gran rigor epistémico y que, en muchos momentos, encontró el arte como una de las respuestas para la soledad. Entonces, para finalizar, me valgo de la escritora que estuvo presente en varios momentos de nuestra investigación:

El terror

Y había demasiada luz para sus ojos. De repente un tirón; lo pusieron de rodillas, pero él no sabía: lo único que tenía era terror por rostros inclinados hacia el suyo. Y no sabía nada. Y no se podía mover libremente. Las voces que le llegaban eran truenos, sólo una voz era cantarina: y se bañaba en ella. Pero enseguida lo depositaban y venía el terror y él gritaba entre las rejas y vio colores que luego supo que eran azules. El azul le molestaba y lloraba. Y el terror de los cólicos. Le abrían la boca y le colocaban cosas feas que él engullía. Cuando era la voz cantarina la que le daba cosas feas, lo soportaba mejor. Pero de inmediato lo depositaban entre rejas. Gigantescas sombras lo rodeaban. Y entonces gritaba. La luz mínima acerca de todo esto es que acababa de nacer: tenía cinco días de nacido. Después ya mayor oyó sin entender: “Este niño ya no da trabajo, pero cuando nació lloraba y gritaba. Ahora afortunadamente es más fácil criarlo”. No, no era fácil, nunca lo sería. El nacimiento era la muerte de un ser único que se dividía en dos solitarios. Ahora parecía fácil porque él había aprendido a manejar su terror secreto que le duraría hasta la muerte. Terror de estar en la tierra, como una saudade del cielo.
Clarice Lispector

Traducción: Silvina Rojas

Notas:
1 https://ebp.org.br/sp/jornadas/ix-jornadas/argumento-ix-jornadas/
2 AFFONSO, D. de C. B. Argumento Jornadas EBP-SP 2019 “Solidão”. In: https://ebp.org.br/sp/jornadas/ix-jornadas/argumento-ix-jornadas/
3 Laurent, É., El reverso de la biopolítica. Contracara, Rio de Janeiro, Noviembre 2016.
4 Freud S. (1921) “Psicologia de las masas y análisis del yo”. vol. XVIII Obras Completas. 1976, p. 74.
5 Affonso, D. de C. B. Op. Cit.
6 Idem.
7 Lacan, J. Idem, El seminario, libro 11: Los cuatro conceptos del psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 2010, p. 247.
8 Affonso, D. de C. B. Op. Cit.
9 Lacan. J., “Acto de fundación”. Otros Escritos, Paidós. Buenos Aires, 2012   p. 247
10 Miller, J-A., “Teoría de Turín sobre el sujeto de la Escuela” (2000) https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=291&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10
11 Affonso, D. de C. B. Op. Cit.
12 La Sagna, P., “Do isolamento à solidão pela via da ironia”, Revista Coringa, n 44, EBP/MG.
13 Bassols, M., Soledades. Disponivel em miquelbassols.blogspot.com
14 La Sagna, P., “Do isolamento à solidão pela via da ironia”, Revista Curinga, Nº 44. EBP/MG.
15 La Sagna, P,  “D l’isolament ala solitude”, La Cause Freudienne, Nº 66. Paris ECF, 2007.
16 Lispector, C. Revelación de un mundo. Adriana Hidalgo Editores. Buenos Aires 2005. p.91