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Amor, saber e ignorancia en la “Nota italiana”1


lacan21 - 1 de mayo de 2019 - 0 comments

Nicolás Bertora. “Hueco”. Fotografía urbana. Maestría ICdeBA-Unsam

Nicolás Bertora. “Hueco”. Fotografía urbana. Maestría ICdeBA-Unsam

Alejandro Reinoso – NEL- AMP

“No hay analista si ese deseo no le adviene, es decir que ya por ello él sea el desecho de la susodicha (humanidad).

Digo ya: está ahí la condición de la que, por algún lado de sus aventuras, el analista debe llevar la marca. A sus congéneres les toca “saber” hallar. Salta a la vista que esto supone otro saber anteriormente elaborado, del que el saber científico brindó el modelo y por el cual le cabe la responsabilidad. Es la misma que yo le imputo, la de haber transmitido un deseo inédito solo a los desechos de la docta ignorancia”

J. Lacan, “Nota Italiana”

Se puede interrogar e investigar las pasiones y afectos que convocan al próximo ENAPOL, “Odio, cólera e indignación”, en los Escritos y Otros escritos de Lacan en forma directa o indirecta, e incluso donde no hay mención explícita a alguna de ellas. Tal es el caso de la “Nota italiana”. Pero ¿para qué dirigirnos a un texto como este, si hay otros más explícitos y ricos de referencias? La “Nota” se encuentra en una serie de textos en la sección V de los Otros escritos que están dirigidos a la Escuela. Esto localiza la pregunta afectivo-pasional del ENAPOL en relación neta a la invitación y proposición que Lacan hace respecto a la experiencia de Escuela: ¿Qué hay de las pasiones y afectos en los textos de Escuela?, ¿qué elementos sitúa u orienta Lacan respecto a las pasiones en general y, eventualmente de costado, a aquellas que nos convoca para el ENAPOL en San Pablo?, ¿qué pistas precisas encontramos acerca de estas pasiones en este escrito de Lacan y en ese momento de su enseñanza?

La “Nota italiana” y la invitación al cambio de discurso: efecto amor

En la “Nota” Lacan aborda diversos tópicos: el analista, su autorización, los títulos de AE y AME y la garantía; la relación de la ciencia y del psicoanálisis con lo real como contrapunto. Punto altos y cruciales son la relación del analista con el lugar del desecho y la lógica del pase.

La “Nota” es una carta de abril del ’74 dirigida a tres italianos que frecuentaban a Lacan, cada uno con su grupo, del cual ellos eran cabeza de serie. Es una historia conocida: un fracaso, pues continuó la lógica grupal y finalmente Lacan abandonó la empresa. Lacan convocaba a utilizar el dispositivo del pase a la entrada como eje central de conformación de la experiencia de Escuela. Invitación que apuesta a producir un cambio en el discurso del amo, que regula el fenómeno de masa y la dinámica de los grupos; “para sitiar el discurso analítico, es tiempo de ponerlo a prueba, el uso decidirá su equilibrio”2. En este sentido, esta carta orienta a que “una escuela fundada en el pase es la antítesis de una escuela fundada sobre grupos y corrientes, y es más bien la premisa de aquello que en la AMP es la Escuela-Una”3.

Sabemos que el amor es signo de un cambio de discurso, entonces la invitación a introducir el discurso analítico en la Escuela misma es a producir contingencias, que eventualmente generen un efecto amoroso: “es necesario disponer la oreja a la puesta a prueba de esa verdad de la emergencia del discurso analítico en cada franqueamiento de un discurso a otro: no digo otra cosa que el amor, es el signo de un cambio de discurso”4.

En la “Nota” Lacan no invita a amar la Escuela como complementariedad, tampoco apunta a la entregarle un don simbólico. Remarca el hecho de que es necesario que haya analista para que se produzca la autorización, con un deseo que tiene como consecuencia ocupar el lugar de desecho por vía de la docta ignorancia y que ello se verifique a través del pase. Articuladamente, se requiere de cierta apuesta para producir una introducción del discurso analítico en la Escuela. La propuesta es lógica y pragmática, pero se requiere estar dispuestos a apostar, “hace falta para eso correr un riesgo”5.

La transferencia a la Escuela: seguir a Lacan y la suposición de saber

Resalta en el texto la reiteración de la invitación a seguirlo (a Lacan): “esto tendrá otro alcance en el grupo italiano, si él me sigue en este punto”, “lo que el grupo italiano ganaría al seguirme es un poco más serio que lo que yo alcanzo con mi prudencia”. En el caso del trípode italiano: “las personas concernidas no siguieron las sugerencias expresadas aquí”6. El texto explicita en qué consiste seguirlo; no es un “ven y sígueme” religioso. Significa, en términos prácticos, aplicar los dispositivos de Escuela, con el pase como vértice, pues esta vía puede habilitar un paso en el cambio de discurso hacia el discurso analítico en la Escuela misma.

Por esto, evidentemente no basta con decir que se sigue a Lacan, decir “soy lacaniano”, sino que “hace falta para eso, tener en cuenta lo real. Es decir, lo que resulta de nuestra experiencia de saber”7. Ciertamente lo real en el propio análisis, pero a nivel de la Escuela, teniendo en cuenta lo real, en la transferencia con otros. En este punto Miller subraya:

Y por esto, en el sentido de Lacan, la transferencia no es en absoluto un fenómeno individual. Una transferencia de masas, como se puede ver todos los días, es perfectamente concebible: es una transferencia multiplicada, causada para un vasto número de sujetos por el mismo objeto, sostenido por el mismo sujeto supuesto saber, que se manifiesta a través de los sentimientos ya sea negativos o positivos y que es constitutiva de un grupo8.

La Escuela sujeto, tal como la plantea Miller, significa que esta “es una experiencia inaugural en el sentido de la experiencia analítica. La Escuela es inaugural en la medida en que ella inaugura un nuevo sujeto supuesto saber y que su historia es una sucesión de fenómenos subjetivos analizables”9.

Amor, saber, ignorancia y desecho

La “Nota” fue escrita mientras dictaba su Seminario Los no incautos yerran, donde precisa diversos y preciosos detalles del amor, subrayando una articulación que localiza la relación entre la pasión amorosa y el saber en relación al psicoanálisis y, por ende, a la Escuela:

el amor es la relación de lo real con el saber. En cuanto al psicoanálisis, es preciso que éste corrija ese desplazamiento, desplazamiento consistente en que, después de todo, no ha hecho más que seguir el viraje fuera del lugar del deseo; es preciso que el psicoanálisis sepa que si el psicoanálisis es un medio, es en el lugar del amor que se sostiene.10

En la “Nota italiana” Lacan ubica que el saber en juego es la inexistencia de la relación sexual, ante la cual “está la relación de lo real con cierto saber y el amor tapa el agujero”11.

Lacan establece el nexo entre amor, saber y la pasión de la ignorancia: “es el amor el que se dirige al saber. No el deseo: porque en lo que concierne al Wisstrieb, aunque tenga el cuño de Freud, está claro que no lo hay en lo más mínimo. La cosa llega hasta el punto que se funda la pasión mayor en el ser hablante, que no es ni el amor ni el odio, sino la ignorancia”12. Es en este lazo de lo real con el amor transferencial que el discurso analítico puede entrar, pues opera por fuera del sentido. Si se orienta con el signo y apunta al cambio de discurso que pone como agente al objeto a, el analista puede posicionar la ignorancia docta sin dominar: “lo que hace entrada en el discurso no es el sentido sino el signo es algo que da la idea que conviene a esa pasión de la ignorancia”13. En efecto, en la “Nota” Lacan indica que es al analista al que se le pide la responsabilidad “de haber transmitido un deseo inédito solo a los desechos de la docta ignorancia”14.

Si el análisis no lleva a la posición de desecho –remarca radicalmente Lacan– “bien puede haber habido análisis pero no analista”15, lo cual tiene la marca de la ausencia de entusiasmo que es proprio del analista y de su posición de desecho. El analista al no autorizarse puede mantener felicidad y buena fortuna pero con un cierto tono de depresivo16. El lugar de desecho del analista permite “hacer que el amor sea más digno que la abundancia del parloteo”17. Parloteo que a menudo también abunda en los afanes de Escuela, la cual, por estructura, no se exime transferencialmente del odioamoramiento.


Notas:
1 Lacan, J., “Nota italiana” (1974), Otros escritos, Paidós, Buenos Aires 2012, pp. 327-332
2 Lacan, J., Op. cit., p. 327.
3 Focchi, M., La carta a los italianos. https://www.marcofocchi.com/il-buon-uso-dellinconscio/la-carta-a-los-italianos
4 Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aun (1972-1973), Paidós, Buenos Aires, 1981, p. 25.
5 Lacan, J., “Nota italiana”, Op. cit., p. 330.
6 Referencias bibliográficas originales de los textos recopilados, Otros escritos, p. 637.
7 Lacan, J., “Nota italiana”, Op. cit., p. 328.
8 Miller, J.-A., Teoría de Turín acerca del sujeto Escuela (2000). https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=291&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10
9 Ibid.
10 Lacan, J., Seminario 21 “Los no incautos yerran” (1973-1974), clase del 18 de diciembre de1973, inédito.
11bid.
12 Lacan, J., “Introducción a la edición alemana de un primer volumen de los Escritos”. Otros escritos, Paidós, Buenos Aires 2012, p. 584.
13 Ibid.
14 Lacan, J., “Nota italiana”, Op. cit., p. 329.
15 Ibid.
16 Cfr. Lo anotado por Lacan sobre el entusiasmo y el tono depresivo, en la “Nota italiana”, p. 329.
17 Lacan, J., “Nota italiana”, Op. cit., p. 331.