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Brasil 40 grados. Notas sobre los efectos de las mutaciones de los lazos sociales. Degradaciones.


lacan21 - 4 de mayo de 2018 - 0 comments

Imagen obtenida de Instagram por la autora.

Marcela Antelo
EBP-AMP

El malestar en la cultura persevera a través de las mutaciones que afectan los lazos sociales. Lo propio de las mutaciones es su carácter irreversible. La industrialización, las guerras, los genocidios, los crímenes ambientales, los éxodos, las debacles financieras, la tecnologización creciente del cuerpo y su hábitat, la preponderancia del discurso de la ciencia, la biotecnología en expansión, la sociedad de consumo, la corrupción de las jerarquías gubernamentales, la violencia en las ciudades, el narcotráfico, los indignados, las plazas ocupadas, la segregación creciente y la soledad irremediable montan un escenario del mundo paratodos.

El sujeto se volvió partenaire sintomático del discurso de la ciencia. La satisfacción ofrecida por los mercados de la tecnociencia se replica, así como se multiplica la falta de goce, como dice Miller: “llevándola a una intensidad jamás vista, poniendo en movimiento las sociedades detenidas, sin historia, frías y, conduciendo a la ebullición a las sociedades cálidas”1.

¿Deberíamos incluir sociedades calientes con una breve historia pos-colonial? Brasil está habitado por una sociedad cálida que está en ebullición. El agente de las mutaciones en los modos de vida y de goce es la pulsión de muerte, aparejada, que, como Miller lee en el artículo citado, es retomada por Lacan de “El malestar en la cultura”, de Freud, en su Ética del psicoanálisis. Como consecuencia, nuestra política es la del síntoma que cada uno inventa para hacer objeción al paratodos de la degradación.

No es tarea simple decir sobre Brasil, y menos sobre lo que llamamos América Latina. ¿Acaso una misma piel cultural envuelve a los habitantes al sur del Ecuador”*? ¿El lugar donde no existe el pecado? ¿Embajadores del escrache? ¿América Latina es una burbuja dentro de la ficción global de nuestros días? ¿Cómo trazar el mapa de una América Latina que habla diversas lenguas y múltiples dialectos? Y aún más, cómo bien decir lo que cambia en nosotros, para nosotros. ¿Hay un nosotros ilusorio en la degradación?

El poeta y crítico Silviano Santiago, que siempre andaba atrás del tejido de la letra, dice, en 1971, que América Latina era un entre-lugar2 (space in-between). Entre Dios y el Diablo. La vanguardia neo-realista ya comprobó que el pueblo no se presenta ni se representa como Uno (Hollywood), ni como una masa (cine soviético). Mejor hablar de dispersión, fragmentación, entre-lugar.

Marcus André Viera buscaba nombrar las propiedades brasileras a la hora de la fundación de la EBP, y ensayaba una pista en la última parte del volúmen contemporáneo a la fundación, “La imagen reina”, donde se articulaba precisamente la imagen con el malestar en la cultura. Quince años después, partiendo de lo universal, del paratodos de la salud no sin la locura de cada uno, encuentra que “existen campos de la cultura compatibles con lo que llamamos sujeto, algo que no hace parte con el todo y que se mantiene, por definición, impreciso, un agujero”.3

Los tres últimos encuentros nacionales dan la regla y el compás de cómo la EBP acompaña las mutaciones de los gustos, las sacudidas de la cultura, las metamorfosis ambulantes, como modo de hacer existir el deseo del analista. Nacida Una y múltiple al mismo tiempo, la EBP no se reconoce en una única voz. Por otro lado, “Hay Uno en lo múltiple, a condición de no buscarlo a cualquier precio”.4

Numerosas voces sonaron, afinadas, alrededor de los temas “Mujeres de hoy: figuras de lo femenino en el discurso analítico”, “Trauma en los cuerpos, violencia en las ciudades”, “La adolescencia, edad del deseo”. En este último encuentro, para extraer un ejemplo, aprendimos que si el tema encendió una llama fue porque:

“Cuando hablamos de la adolescencia, estamos tratando de nuestros propios embarazos con la época actual y no hay nada mejor que hacer de los impasses y salidas de los adolescentes puntos de lo insabido a partir de los cuales podamos aprender. Aprender con sus preguntas, que nos sorprenden, nosotros embrollados con tantas mutaciones producidas por los efectos del discurso de la ciencia, para los cuales la experiencia no nos sirve5.

Confundidos y en ebullición

Cuando festejábamos el ascenso del $ al lugar del agente del discurso, nos equivocamos, dice Miller. El inicio del siglo XXI asiste a un “retorno sensacional del discurso del amo”6, que vuelve cuál zombie. El Otro que no existía para siempre, vuelve y predica.

Por un lado, retorno del amo, sí, pero por otro, hay lugares en esta tierra en trance donde el amo nunca naufragó, tal vez por tanta sequía que el sol produjo. El Otro en el sur de Ecuador es “extremadamente rígido y al mismo tiempo no existe”7.

Agregamos que cuando hablamos de cultura, como enseñaron Raymond Queneau y el cineasta bahiano Edgard Navarro, debemos enfocarnos con esmero en la primera sílaba de la palabra. Buscando lo que no se compone como parte del todo, medimos nuestra temperatura en algunos de los horizontes que se presentan.

El horizonte urbano: el empuje higienista y sanitarista hacen una fiesta en nuestras ciudades. El culto a la performance corporal, al consumo de anabólicos, la proliferación de personal trainers, las intervenciones en el cuerpo que buscan la forclusión de la vejez, pueblan nuestras calles de academias y farmacias. Autos blindados, vidrios oscuros, ciudad-motor donde quien anda a pie no es ciudadano. Nadie es ciudadano, canta Caetano Veloso. Las cifras gritan: ¡Muerte!

El horizonte político: Una artista brasilera que hace de la interpretación un acto poético, dijo décadas atrás: “Somos gobernados por gorilas, que me disculpen los gorilas verdaderos”. Elis Regina no vomitó con el país la reciente noche del desenmascaramiento de la infamia de la clase política que ocupa la Cámara de Diputados y que avergonzó al país. No es que ignorásemos la fractura de los que ocupan las bancas, pero hasta esa noche estaban protegidos por el manto de la burocracia de un saber/poder colectivo, sin Uno. La voz de cada uno cayó del Otro y los arrastró, uno por uno, interminablemente entrada la madrugada y no fueron solo los pies los que se mostraron embarrados. Los “memes” fueron las figuraciones irónicas que se esparcieron de persona a persona, con su potencia viral, interpretando el acontecimiento. El padre del nombre “meme” fue Richard Dawkins, en su libro El gen egoísta, de 1976. Se replican en contacto con humanos y encarnan una de las formas más lúcidas de resistencia al disparate.  Necesitan del consentimiento de uno para funcionar.

El horizonte erótico: El Otro no está mirando porque no existe. El Otro mira y viola. Pero una vez más las cifras gritan: ¡Muerte! La imagen del cuerpo propio reina en Brasil: si en 1995 reinaba, hoy ella gobierna. La función de los dispositivos digitales de encuentros es altamente sofisticada en uno de los países más blogueros del mundo, donde todo se da a ver. Candidatos desnudos, armados, musculosos, en las vitrinas. Contratos de swingers a la luz del sol. Promoción de relaciones abiertas, no sin que cada uno conozca las contraseñas de los dispositivos del otro. Deterioro del dispositivo de matrimonio, culto a la multiplicidad de experiencias sexuales y a la promoción de Un Narciso. El pronóstico de Romildo do Rego Barros sobre la búsqueda del Uno en unidades cada vez más pequeñas7, encontró en este fin de año un testimonio mediático muy elocuente. El hit de esa última navidad, reportado por el noticiero televisivo de la red nacional, fue el regalo dado a sí mismo, verdadera apoteosis de la locura del yo. Cada uno “su propio Papa Noel”, que por otro lado, se revela un stripper.

El horizonte religioso: el triunfo de la religión que es paratodos asume forma viral en Brasil: Dieu Born again (Jam dixit). Religiones mainstream y de las otras entrañadas en la estructura íntima de la pirámide del poder, se ofrecen como alternativa higiénica, transparente, purificadora. Ellas impregnan el día a día y se enroscan en las elites políticas marcadas por el exceso. La secuela de las devastaciones sobre los cuerpos y las ideas ocupará nuestras agendas por las próximas décadas.

No hay padre para contar que la cosa arde. Hay solamente algunos analistas.

Traducción: Silvina Molina

Notas:
El presente texto responde a la convocatoria a los entonces presidentes de las Escuelas sobre la pregunta: “Las mutaciones del vínculo social ¿cómo percibe su Escuela los efectos de las mutaciones –marcadas con frecuencia por una degradación del vínculo social– que se producen en el mundo?”, a ser recogidas en el documento de trabajo del Consejo de la AMP 2017.
* Alusión a la canción “Não Existe Pecado Ao Sul Do Equador” de Chico Buarque. Nota del traductor.
Bibliografía:
1 – Miller, J.-A. El futuro del Mycoplasma Laboratorium. Comunicación en las XXXVI, Jornadas de la ECF, el 7 de Octubre de 2007. Disponible en: <http://ampblog2006.blogspot.com.br/2007/10/miller-xxxvi-jornadas-de-la-ecf.html>.
2 – Santiago, S. Uma literatura nos trópicos. Rio de Janeiro: Rocco, 2000. NT: “en el medio”.
3 – Vieira, M. A. “Não sem”. IN: A saúde para todos não sem a loucura de cada um. Rio de Janeiro: Wok, 2011.p. 33.
4 – Vieira, M. A.” Images d’École”. L’Âne, Le magazin freudien, n. 61, juillet 1995, p. 5.
5 – Lutterbach Holck, A. L. Abertura das Jornadas da Seção São Paulo, agosto de 2016. Disponível en: <http://www.encontrobrasileiro2016.org/analucialutterbach>.
6 – Miller, J.-A. Un esfuerzo de poesía. Buenos Aires: Paidós, 2016.p.204.
7 – Vieira, M. A. “Não sem”, p. 33.
8 – Do Rego Barros, R., “As seitas e o nome-do-pai”, Opção lacaniana on-line, n.3, Disponível em: http://www.opcaolacaniana.com.br/antigos/n3/artigos2.htm