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Lacan sueña con Joyce


lacan21 - 24 de junio de 2022 - 0 comments

Ana Lúcia Lutterbach Holck (AME EBP/AMP) 

Lo increíble es que Joyce – que sentía el mayor desprecio por la historia, en efecto, fútil, que califica de pesadilla, y cuya característica es soltar sobre nosotros palabras grandilocuentes que, según subraya, nos hacen tanto mal – solo haya podido encontrar esta solución, escribir Finnegans Wake, es decir, un sueño que, como todo sueño, es una pesadilla, aunque sea una pesadilla moderada. Excepto que, según indica, y así está hecho este Finnegans Wake, el soñador no es ningún personaje particular, es el sueño mismo.

Un poco antes de este fragmento del Seminario 23, Lacan se dice tomado por Joyce y nos relata un sueño en que él mismo busca un modo fácil de presentarlo, sueño de muchos. Para él, el propio escritor sugiere que debería haber un Joyce manejable. El relato de ese sueño nos hace acordar al texto joyceano, cuando Lacan observa que él no es el actor de su propio sueño, sino un “chupatintas” (scribouilleur).

Finnegans Wake no es “un sueño dentro del sueño”, tampoco el sueño de un soñador, el personaje es el propio sueño. Lacan señala que para el escritor irlandés la historia era una pesadilla, palabras grandiosas que lo avasallaban, como podemos constatar en El retrato del artista adolescente. Sin embargo, como si pretendiera hacer de todos los textos un solo libro, además de inúmeras vocaciones literarias, hizo del historiador italiano Vico, a su manera, uno de los pilares de su romance.

De la minuciosa versión en portugués, comentada de Donaldo Schüler de Finnegans Wake, extraigo dos referencias importantes que nos pueden orientar en la lectura del párrafo elegido del seminario 23.

La primera es respecto al ya mencionado historiador Vico, que buscó crear un principio universal de historia, para todos los pueblos, en todos los tiempos, llamado la “historia ideal eterna”. Según Schüler, para Vico, son cuatro Edades y, en cada una de ellas, un lenguaje: de los dioses, de los héroes, de los hombres y el ricorsi (fin de un ciclo y principio de otro). De la barbarie, accionados por los diluvios o fuegos caídos del cielo, los hombres pasan a ser orientados por los gobernantes celestes. Lenguaje de jeroglífico, en esa edad la comunicación se realiza por señales. La segunda edad es inaugurada por guerreros homéricos, se habla por comparaciones, imágenes, metáforas y descripciones. En la tercera, hay organizaciones orientadas por leyes humanas y surgen las pasiones, aparece el lenguaje vulgar, convenciones y leyes limitan el poder de los nobles. En el ricorsi, reducidos a lo necesario, los hombres recuperan la religiosidad y la veracidad. La historia renace, como el Fénix.

Según Shüler, Joyce se sirvió del historiador para liberarse del sentido lineal de la historia, “la circularidad viconiana le permitió ver la vida renacer en cada muerte”.

A la vez, Finnegans Wake es la narrativa de un sueño que se aproxima al método interpretativo de Freud. Y para demostrarlo, el traductor extrae dos sueños de la obra de Freud. Aquí me detengo en el segundo mencionado por él, un sueño del propio Freud.

Este sueño despierta la atención del soñador, el neologismo Auf Ungeseres donde sería esperado decir Auf Wiedersehen (hasta la vista). Un filologista consultado le informa que Geseres es una palabra hebrea, derivada del verbo Goiser y traducida por “sufrimientos impuestos” o perdición. Freud es entonces conducido a una serie de asociaciones: el pan sin levadura (unsgesäuert) del pueblo de Israel en fuga, el recuerdo de un episodio en un viaje, un compañero que le había hablado del cíclope que evoca miope y el recuerdo de una madre afligida que escuchó del oftalmólogo: “¿Por qué hace ud. un geseres?”, es decir, por qué quejarse? A partir de esas y otras asociaciones, “a su manera loca”, como diría el propio Freud, llega a la preocupación con su hijo, el motivo del sueño.

En Freud, la interpretación del sueño abre innumerables procesos narrativos que incorporan lenguas diversas, lugares, culturas y épocas. El texto de Joyce tiene la misma estructura, en un movimiento inverso. Si la interpretación llega a lo real a partir de la fragmentación de lo condensado, Joyce, en su savoir y faire con lo real, condensa en una palabra innumerables referencias provenientes de diferentes lugares, inventando una escritura incomparable. Operación que podemos verificar en el propio título Finnegans Wake en que se encuentran condensados Finn MacCool, gigante mítico, capitán de los guerreros irlandeses, los fenianos; el albañil Tim Finnegan de una canción popular irlandesa, cuya caída recuerda otras: de Lucifer, de Adan, de Roma, de Tristón, de Noe, etc. Finnegan, en su velatorio, se levanta de la urna fúnebre y con el whisky se regenera como Thor, Prometeo, Osíris, Cristo, Buda. Sonoridades de idiomas: finis (fin) al lado de again, en una circularidad viconiana. Así se hace el texto de Joyce.

El trabajo del sueño alrededor del ombligo, de lo real, permite dormir, la pesadilla es el fracaso en cubrir  lo real, y por eso despierta. Sin embargo, parece que la pesadilla de la historia no despertó a Joyce, fue preciso todo el trabajo de escritura para salir de la pesadilla. Escritura que pasa a ser también una pesadilla para aquellos que lo lean, pues no encuentran allí el sentido que adormece, sino más bien, al contrario, con su escritura, Joyce presenta trozos de real, despertando a aquel que duerme y, como todo despertar, este se realiza en un instante de tiempo.

En un comentario hecho a C. Millot, Lacan afirma que no se despierta jamás, que, aunque en el despertar absoluto, resta una parte del sueño que es justamente el sueño del despertar: “soñamos con lo que nos extrapola por el hecho que habitamos el lenguaje y por habitarla imaginamos que hay en lo real un saber absoluto y anhelamos confundirnos con este saber que supuestamente sostiene al mundo, mundo que es solo un sueño de cada cuerpo”.

Traducción: Ana Beatriz Zimmermann

Notas:
1 LACAN, J. (1975-1976) El Seminario, libro 23: El Sinthome, Buenos Aires., Paidós, 2006.p.123
2 JOYCE, J. Finnegans Wake/Finnicius Revém. Volumen I, Traducción: Donaldo Shüler.São Paulo: Ateliê Editorial, 2004.
3 Idem, p. 20
4 FREUD, S. (1900) Obras Completas. Tomo V. La interpretación de los sueños. Buenos Aires, Amorrortu, 1976. p. 442.
5 Apuntes de C. Millot sobre la respuesta dada por Lacan a la pregunta: “el deseo de muerte será situado del lado del deseo de dormir o del deseo de despertar?” in L’Âne, Paris, 1981, nº 3, p. 3.