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Psicoanálisis y ciencia: el deseo del analista


lacan21 - 26 de mayo de 2020 - 0 comments

Marcelo Veras - EBP AMP - Fotografía. Serie Tiempo en negro y blanco.

Marcelo Veras – EBP AMP – Fotografía. Serie Tiempo en negro y blanco.

María Cecilia Galletti Ferretti – EBP – AMP

Para Lacan, el psicoanálisis tiene evidente relación con su época, y ello desde su surgimiento: solo pudo nacer luego del surgimiento de la ciencia y de la instauración del cogito de Descartes. En el texto publicado en los Escritos II, “La ciencia y la verdad”, al circunscribir como tema el objeto del psicoanálisis, Lacan retorna a puntos fundamentales del conocimiento científico: para el nacimiento de una ciencia es necesaria la localización de su objeto; la Física funda la ciencia en el sentido moderno; su surgimiento modifica nuestra posición de sujeto; y, dice allí que aún no ha dado el paso en aquello que concierne a la vocación de ciencia del psicoanálisis. Resaltemos que Lacan, al referirse al nacimiento de la ciencia, se refiere a “un momento históricamente definido”1, el siglo XVII.

El sujeto del cogito será subvertido, siendo el mismo que es convocado por el psicoanálisis: el sujeto resultado de la instauración de la conciencia y el que es producido por la ciencia. Vemos que la problemática de la conciencia aún no había sido introducida, en cuanto tal, en la historia de la filosofía, hasta Descartes. Lacan retomará el tema en varias oportunidades, hasta incluso el Seminario 17 donde aborda la producción de los cuatros discursos, resaltando el momento histórico del surgimiento del discurso psicoanalítico.

El psicoanálisis, teniendo su origen fechado, tiene en cuenta su tiempo provocando que los analistas se preguntes sobre la historia del movimiento psicoanalítico, las relaciones con los temas de su época y también sobre su fututo: ¿existirá mañana el psicoanálisis? Hoy nos preguntamos por los síntomas contemporáneos y continuamos preguntándonos por la posición del psicoanálisis ante la ciencia; le tocará al analista sostener los principios del psicoanálisis en su época.

La cientificidad del psicoanálisis y la subjetividad

La preocupación de Lacan por la cientificidad del psicoanálisis –tema que recorre su enseñanza- permanece en la medida en que es recurrentemente, acusado de no científico. Lacan dirá, por ejemplo, que no basta formalizar una ciencia para que el problema sea resuelto pues “Se puede formalizar una falsa ciencia, igual· que una ciencia de verdad. El asunto no es simple, entonces, ya que el psicoanálisis, como supuesta ciencia, aparece bajo aspectos que podrían calificarse de problemáticos.”2

La trama de los conceptos, el recurso a las ciencias de la época en pos de la transmisión y la formalización, la operatividad del psicoanálisis que se muestra a través de casos clínicos y de la enseñanza del pase, la articulación entre teoría y práctica, son exigencias de Lacan. El siglo XVIII, el Siglo de las Luces, tal como se conoce, se caracteriza por la creencia en la razón. Podemos leer en la contratapa de los Escritos: “Es preciso haber leído esta compilación para constatar que allí se sigue un solo debate, siempre el mismo, ya que, de hecho, evidente, se reconoce por ser el debate de las luces”. A pesar de que en el siglo XXI la creencia en la razón ha tomado otras vestimentas y seguido diferentes caminos de aquellos presentes en el siglo XVIII, las preguntas sobre la operatividad y la ética del psicoanálisis permanecen.

Lacan, al proponer los matemas para la formalización del psicoanálisis, y aun reconociendo que luego de su escritura las palabras que los explican ciertamente nos hacen caer en los problemas propios del lenguaje, señala la transmisión integral de que es capaz el matema. Señala también una importante crítica al pensamiento científico cuando indaga sobre la naturaleza el deseo del analista para que opere en un análisis resaltando que las ciencias no tienen en cuenta el deseo. El deseo del científico, del físico, solo es cuestionado en momentos de crisis. Oppheimer es recordado para mostrar que solo los efectos de la bomba atómica causaron preguntas por el deseo desde la física moderna. El filósofo también reflexiona éticamente sobre los resultados de la ciencia, más el psicoanálisis enlaza la ética a la temática del deseo. Lacan nos habla “de esos dramas que a veces llegan a la locura”3, de esos sabios que viven lo imposible de las crisis de la ciencia.

La evidente relación entre psicoanálisis y su época se muestra aún en los Escritos, en su famoso texto “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”: “Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico”.4 Podemos decir que “la práctica del analista lo compromete en su propio ser (…) la experiencia analítica del analizando es una experiencia no solo es terapéutica sino ética también colocando en cuestión los fundamentos esenciales de su destino”.5

“Lo que llamé su sociología [la de Lacan], tomo yo [J-A Miller] también las palabras con pinzas- (…) implica explícitamente que el lenguaje ya está presente: no se pone el acento en el aprendizaje. Por el contrario, en la ultimísima enseñanza de Lacan se acentúa el tejido del aprendiz, por así decir. Hay que entenderlo de la manera más simple. “Aprendemos a hablar, dice Lacan, y esto deja huellas”. Aprender a hablar tiene consecuencias, y estas consecuencias son las que llamamos el sinthome. Aprender a hablar se hace con los parientes cercanos. Es eso el rostro del Otro en el aprendizaje de la lengua. Por eso hay una sociología inmediata del parlêtre, y por eso el parlêtre es les trumains. En efecto, la sociología de Lacan se arma sobre la base de les trumains.”6 Por ello, sigue Miller, el análisis es un hecho social y el ser humano es esencialmente social.

Miller se refiere a la publicación en los Otros Escritos, del texto de Lacan “Respuesta a estudiantes de filosofía”. Allí reflexiona sobre una afirmación de Lacan: “habría un error en el comienzo de la filosofía” y nunca dijo cual. Cree entonces que ese error, probablemente, se refiere a la autonomía del pensamiento, en efecto, la filosofía cree que el pensamiento es autónomo, pero “el psicoanálisis conduce por el contrario a hacer depender el pensamiento de una pérdida, porque es de alguna manera lo que es representado en la propia experiencia”7. La filosofía cometió el error de creer en la autonomía del pensamiento no teniendo en cuenta la pérdida, la división del sujeto, lo real, y podemos afirmar lo mismo sobre la ciencia, colocándola entonces junto a la filosofía.

La incidencia del psicoanálisis EN su época

El psicoanálisis incide en su época de varias maneras, entre las cuales destaco el deseo del analista. No se necesita esperar los grandes momentos de crisis de la ciencia, como en el caso de Oppheimer para proponer la pregunta por el deseo de la ciencia, sobre el deseo del científico. La ciencia ocupa el lugar del deseo, pero “el deseo escapa como objeto de la ciencia, con la paradoja de que la ciencia se funda en ese objeto que la causa sin saberlo”8 “La pregunta por el deseo del analista vendrá entonces a identificase con la pregunta sobre cuál es el estatuto propio del psicoanálisis en la ciencia. Digamos que el deseo del analista es el responsable de hacer presentar la función del deseo inconsciente en el campo de la ciencia y en la propia actividad del científico”9

Abordar el deseo del analista es traer a la palestra el dispositivo analítico: el análisis de cada uno y el “analista ciudadano” producirán efectos en su época. El individualismo de nuestros días, la caída de los semblantes, los efectos de la ciencia en la sociedad, la angustia y el síntoma del parlêtre encontrarán en el dispositivo analítico tratamiento único. Dispositivo que, con sus tesituras conceptuales que apunta a una práctica y que nacen de ella, podrán hacer que el parlêtre venga a “por lo menos, descubrir con admiración cómo la palabra afecta su cuerpo y qué real intratable le agita”.10

Para esto, el psicoanálisis cuenta con algo particularizado: el deseo del analista.

Traducción: Silvina Rojas


NOTAS:
1-Lacan, J., “La ciencia y la verdad”. Escritos II, Siglo XXI Buenos Aires 2005, p. 814.
2- Lacan, J., El Seminario, libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964) Paidós, Buenos Aires 2012, p. 18.
3-Lacan, J. “La ciencia y la verdad”. Escritos II, op. cit., p. 826.
4-Lacan, J. “Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”. Escritos, Siglo XXI Buenos Aires 2005 p. 308.
5- Brousse, M.H. O inconsciente é a política, Escola Brasileira de psicanálise, São Paulo, 2003, p. 18.
6-Miller, J.A. El ultimíssimo Lacan (2007). Paidós, Buenos Aires, 2012, p.190.
7- Miller, J.A. Sutilezas Analíticas. Paidós Buenos Aires 2004 p. 169.
8-Bassols, M. “Ciencia y deseo”, Scilicet. Un real para el siglo XXI, Grama, Buenos Aires. 2014, p. 61.
9-Idem.
10-Fari, P. “Lalangue”. op. cit., p. 204.