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Tres preguntas a los sueños del final. Y una más.


lacan21 - 9 de noviembre de 2019 - 0 comments

Theresa Salazar. Serie Sortilegios 4. Impressao s/ Alucobond. 2012. São Paulo.

Theresa Salazar. Serie Sortilegios 4. Impressao s/ Alucobond. 2012. São Paulo.

Dennis Ramírez Méndez – NEL-AMP
Dalia Virgilí Pino – Egresada del ICdeBA

 

 “Estos sueños que se obtienen particularmente al final del análisis, son sueños que ya no llaman al desciframiento ni esperan nada del Otro, sino que más bien constatan: que se desinvistió, que se soltó, que se salió…”

Silvia Salman[1]

El 26 de marzo de 2019 Raquel Cors Ulloa testimonió su pase en la EOL, Buenos Aires. Esa noche resonó con fuerza su sueño del final:

“La noche previa a llamar a la Secretaria del pase/AMP, una pesadilla: Estamos en la Mesa del pase; una entrañable amiga me dice que no vaya a llorar cuando me toque hablar. Así que decido salir a tomar aire. De pronto me veo perseguida por un hombre feo, pálido y flaco; es la muerte. Corro y corro, está a punto de alcanzarme, hay un muro, salto el muro, pero él me agarra la pierna. En ese preciso momento, desde arriba, de la nada, sale un brazo robusto y firme –es de un analista–. Sin pensarlo, conecto ambos brazos, el brazo del analista que detiene al brazo de la muerte ¡Me separo de ambos, los suelto y salgo!”.[2]

Tal pesadilla indica con bastante claridad lo que acontece en un final. No solo porque se muestra la caída del analista y que se sale tanto de lo mortífero como del dispositivo, sino porque lo que está indicado es precisamente eso: la salida. Es poético pensar que hay sueños que responden a la pregunta freudiana por lo terminable o interminable de los análisis.

El 7 de mayo de 2019 Angélica Marchesini leyó su último testimonio en el mismo recinto. Y Graciela Brodsky, encargada de comentarlo, sugirió trabajar tres preguntas de cara al próximo Congreso, indicando tomar como material clínico los sueños de las últimos pasantes. Las tres preguntas fueron:

¿Cómo el sueño es otra cosa que realización de deseo? ¿cómo puede mostrar lo que no cambia en un análisis?

¿Cómo es que el sueño presentifica la extracción del objeto y, por tanto, la salida?

¿Cómo es que el sueño trae al neologismo?

Es así que elegimos orientarnos por esas preguntas, en su entrecruzamiento con ambos testimonios.

Partimos de algunas obviedades. Lo que se demuestra en un testimonio es lo singular. En esa transmisión radica su enseñanza. Lo que enseña un testimonio no lo enseña otro ni los de hoy son similares a los de antes. Hay algo de la enseñanza de los testimonios que también lleva la marca de la época; y convoca a hacer avanzar el campo de producción de saber del psicoanálisis.

En relación a la primera pregunta propuesta por Brodsky:

Hay en ella un más allá; y es el más allá lo que distingue al psicoanálisis de orientación lacaniana. Se trata de comenzar a pensar los sueños no sólo como instancias de realización de deseo, que es lo que prioritariamente aprendimos con Freud. Esto no niega al sueño como realización de deseo o como formación psíquica que muestra los hilillos del deseo; así como la segunda enseñanza de Lacan no niega a la primera. Se trata de exprimir a los sueños en un más allá, especialmente en sus usos.

Y la propuesta es: pueden mostrar lo que no cambia. ¿Qué es lo que no cambia? El goce. El mismo se torna más vivible y la posición subjetiva se modifica en una suerte de amigarse con eso o reírse o habitar la vitalidad en no pocos casos.

En el testimonio de Raquel Cors, en ese sueño del final aparece la muerte, aún. Ella hace otra cosa con eso, pero la muerte insiste allí como figura. En otro momento también se lee que su elección de analistas se asocia a sus cabezas inhumanas.[3]

En el testimonio de Marchesini es el dar vuelta a un sueño lo que enseña en esta dirección. “El grito es una afirmación desesperada de la vida: Respirá”.[4]

Ahora bien. ¿Cómo se presentifica la extracción del objeto? Dice Cors: “lo real del objeto mirada y el objeto voz, quedaron sueltos”. Y cuenta otro sueño: “La noche anterior a la Conversación sobre el pase en Roma, un divertido sueño con los pasadores: Llego a una playa de arena blanca como una página en medio del mar azul. Me acerco a dos jóvenes pasadores vestidos de negro y les pregunto ¿dónde es la Conversación sobre el pase? Ellos, ni me miran ni me escuchan…”.[5]

El objeto pulsional cae, como cae también el analista objeto en el primer sueño referido. La caída del objeto deviene condición del final.

En el testimonio de Marchesini, ella lo relata de este modo: “…el otro goza sin mi aire. Así fue como si el pequeño golpe dado en la espalda de mi madre me hubiese permitido desalojar el objeto del lado del Otro y recuperarlo para mí…”.[6] Fue también un sueño, lo que le permitió este planteo.

Y por último… ¿qué del neologismo?

Dice Cors: “Me dirijo a una puerta, una especie de boletería, allí me entregan una contraseña con un código intransferible y me dicen ‘Es para ti, es singular, sólo tú puedes descifrar’, raspo con una moneda y solo hay letras y números sin sentido alguno”.[7]

Este sueño indica la escritura de lo indescifrable. Efectivamente, se trae al neologismo. Ya antes ella había utilizado la expresión “duelé”, término con el que condensa sus pérdidas, incluido su final de análisis. Durante el último congreso en Barcelona, Éric Laurent interviene desde el auditorio proponiendo un sintagma que resuena en esa relación al deseo y el goce en el final de un análisis: “del duro deseo de duelar”,[8] que es lo que se relanza en ese final para llegar al sinthome. Como nos aclara Anna Aromí: “la voluntad de no ceder en nuestra orientación de lo real”.[9] El sujeto analizante es quien elige no ceder.

Marchesini produce el neologismo también en el sueño: “usted padece una roncadera histérica”. Y resultó muy chistoso para el auditorio escuchar el contraste con la posición de su marido. Mientras ella cree en su neologismo, elige seguir la vía abierta por ese término inexistente “roncadera”; su marido dijo: “debes haber escuchado mal”.

Afirma Salman en su texto preparatorio del próximo Congreso: “los usos del sueño también tendrán que tomarse en singular”.[10]

Las tres preguntas que seguimos orientan en relación a usos posibles del sueño: aparición de significantes nuevos, reducción o presentificación del vacío ineludible del final.

Harari, en esta misma línea, invita a hacer entonces “un examen del sueño que no pase por el descifrado, y que nos conduce hacia el agujero que Lacan despeja en su última enseñanza”.[11] Lo que habilita a seguir interrogando por aquello inasible pero aislable en la experiencia analítica: el goce específicamente femenino.

Una pregunta más, a propósito del goce femenino

Jacques-Alain Miller en su seminario inédito El ser y el Uno dice: “Lacan no desmintió la incidencia de la interdicción, pero aisló una fracción de goce que no responde al esquema susceptible de ser resumido en términos de rechazar para alcanzar, donde la interdicción es una etapa en el camino de la permisión. Aisló entonces un goce insimbolizable, indecible, que guarda afinidades con el infinito, que no fue triturado por la máquina no-sí que yo evocaba. En ocasiones lo encontramos en los sueños.[12]

Esa última línea, que destacamos, plantea que la fracción de goce femenino puede emerger en los sueños. Detalle clínico de rigor. Añadimos entonces una pregunta.

¿De qué forma puede presentarse esta fracción de goce insimbolizable, indecible en los sueños?

Retomando el testimonio de Raquel Cors: el sueño de la salida orienta a que no es más por la vía del sentido que se resuelve el enigma del goce. Lo que este sueño procura, permite enunciar, es una ausencia de sentido, imposible en el decir: “Es algo en mí que nunca se dejó atrapar”.[13] Ese algo que no puede nombrar pero que experimenta en su cuerpo: “un más de vida”.[14] Aquello que habrá que desembrollar, manipular en “lo que queda por hacer”.[15]


[1] Salman, S., “El escándalo del cuerpo hablante”. Texto preparatorio al XII Congreso de la AMP.
https://congresoamp2020.com/es/articulos.php?sec=el-tema&sub=textos-de-orientacion&file=el-tema/textos-de-orientacion/el-escandalo-del-cuerpo-hablante.html
[2] Cors U., R., 27-28-Uno. Bitácora lacaniana, Revista de Psicoanálisis de la Nueva Escuela Lacaniana-NEL, Número extraordinario, Abril 2019, Grama, Buenos Aires, 2019, p. 82.
[3] Ibíd. p. 76.
[4] Marchesini, A., “La escritura del fantasma”. Lacaniana, Revista de la Escuela de la Orientación Lacaniana, Año XIII, N° 24, Grama, Buenos Aires, 2018, p 118.
[5] Cors U., R., Op. cit., p. 81.
[6] Marchesini, A., Op. cit. p.118
[7] Cors U., R., Op. cit., p. 80.
[8] Laurent, É. Intervención desde el auditorio, en la “Cita con el pase”. Barcelona, 1 de abril de 2018.
[9]           Aromí, A., “Puntos vivos del Congreso”. Mesa de Cierre del XI Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Barcelona, 5 de Abril de 2018, inédito.
[10] Salman, S., Op. cit.
[11] Harari, A., “La diferencia absoluta del sueño”. Texto preparatorio al XII Congreso de la AMP. https://congresoamp2020.com/en/articulos.php?sec=el-tema&sub=textos-de-orientacion&file=el-tema/textos-de-orientacion/la-diferencia-absoluta-del-sueno.html
[12] Miller, J.-A., Curso de la Orientación Lacaniana, “El ser y el Uno”. 2011, inédito.
[13] Cors U., R., Op. cit., p. 82.
[14] Idem.
[15] Idem.