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Cuando el amor es abuso: una versión contemporánea del odioamoramiento


lacan21 - 26 de mayo de 2020 - 0 comments

Katia Wille - ¨Cage¨, 2013.Acrylic paint on canvas.30 x 30 x 3cm.

Katia Wille – ¨Cage¨, 2013.Acrylic paint on canvas.30 x 30 x 3cm.

Maria José Gontijo Salum – EBP – AMP

Relación abusiva es una designación muy utilizada actualmente para referirse a relaciones en las cuales las mujeres se encuentran envueltas en algún tipo de violencia o agresividad. Recientemente el Ministerio de San Pablo elaboró y distribuyó en la vía pública y en las redes la Cartilla “Namoro legal”, con el objetivo de intervenir y prevenir la violencia en las relaciones afectivas.

En su presentación, la cartilla diserta sobre lo que es una relación abusiva y enseña a identificar los comportamientos que caracterizan el abuso, para que las mujeres eviten a los hombres considerados controladores y violentos. Esta iniciativa se inscribe entre otras que surgieron en Brasil con el objetivo de modificar una realidad presente en nuestro país: la gran incidencia de casos de violencia hacia las mujeres.

La ley María da Penha (Ley 11.340/2006) fue el marco inicial de esas actividades. Las mismas tienen como ordenamiento jurídico la actuación en dos niveles. En el Derecho Civil, instituye medidas protectoras para las mujeres víctimas de violencia doméstica y familiar; y en el ámbito penal, promueve la modificación del Código, determinando la pena de prisión para el agresor.

Estos dos aspectos están en consonancia con las tendencias mundiales que abordan el fenómeno de este tipo de violencia que atraviesa nuestro tiempo. En la actualidad se aborda la violencia intrafamiliar a partir de la victimización de la mujer y de la criminalización del hombre. No entraré en discusión sobre la cuestión política en torno a la legislación, su aplicación, alcance y límites. Destacaré lo que considero un significante producido como consecuencia de la legislación –relación abusiva– y en torno a él intentaré tejer algunas consideraciones sobre el tema del odio en su relación con la violencia. Para ello, me valdré de una experiencia de supervisión en un “Servicio de apoyo a la familia en situación de violencia”, desarrollado por el Centro de Referencia Especial de Asistenica Social (Creas), Tribunal de Justicia del Estado de Minas Gerais y la Delegación de crímenes contra mujeres.

Las relaciones amorosas se establecen en torno de un ideal. Pero Lacan ya nos advirtió que la relación sexual no existe,1 así como formuló el odioamoramiento para que no olvidemos que el amor viene acompañado del odio. El odio, como afirma Gil Caroz,2 cuando es ignorado y negado se manifiesta, a veces, en un amor excesivo. Efectivamente, en las relaciones que estamos tratando, las llamadas abusivas, el exceso esta acentuado.

La oferta del Servicio constituye un lugar centrado en la palabra; el mismo se realiza en lugares distintos para hombres y para mujeres. Las políticas dedicadas a la violencia contra las mujeres, cada vez más, se estandarizan y producen discursos sobre el fenómeno. La designación “Relación abusiva” es un producto de esa lógica.

La contribución del psicoanálisis en este campo no apunta a producir un saber más, sino a abrir la posibilidad de recoger salidas singulares en el punto de desconocimiento de cada uno con su goce. Lacan afirma que una mujer es un síntoma para un hombre, y agrega que un hombre es para la mujer algo peor que un síntoma, es un estrago.3 Al proponer hablar, los impasses de los encuentros/desencuentros de hombres y mujeres se presentan en el Servicio.

Con las mujeres, destaco una doble dificultad. La primera se refiere al hecho que ellas llegan, en su mayoría, en una posición de desconocimiento en relación a lo que las concierne en la violencia que relatan. Se trata de la posición de víctima en oposición a la de sujeto. Esa dificultad se acentúa como impasses de subjetivar los sentimientos de vergüenza, acentuados muchas veces, por los profesionales indignados con la violencia cada vez más inaceptable socialmente. La producción de la Cartilla mencionada al inicio del texto, se incluye en esta lógica. Cuando escuchamos a las mujeres que llegan al Servicio, ellas nos traen historias de amor y odio sin fin o con final dramático. Se trata de una situación donde se entrecruzan el cuerpo, la palabra y el goce. En general, ellas presentan al inicio simplemente el relato de la violencia; cuando pasan a quejarse, puede ser un paso adelante en esa posición, una primera posibilidad de separarse del goce del cuerpo abusado.

Los hombres llegan al Servicio como autores. Ellos actúan por medio de la palabra, de los gestos, de las diversas formas de constreñimiento. Y ello ocurre cuando sus recursos fálicos son escasos. Cuando ya no se ven con recursos alguno, agreden violentamente. Los casos verifican la caída fálica en diversos aspectos: desde situaciones sociales hasta el desencadenamiento de una psicosis. En muchos casos, la repetición de las agresiones ocurre a partir del uso de alcohol o droga. En otros, debido a la sospecha de traición. Pero, como ocurre con las mujeres, lo que escuchamos son historias de amor y odio. Como la de Geraldo. Él se desentendió de su familia de origen, el padre lo echa de la casa y viene a Minas Gerais solo, a los 18 años. Vivió en situación de calle por un tiempo, pero se procuró un trabajo. Consiguió un departamento en el “Mi casa, mi vida” y fue a vivir con una mujer. Ella tenía dos hijos y cuando se embarazó de él, lo rechazó. Él le tomó odio y comenzó a agredirla verbalmente; ella lo denunció. El juez lo sancionó y decretó una medida de protección para ella. Al relatar el caso de rechazo, él dice: “ella me hizo sentir una basura”.

Considero válidas e importantes las legislaciones e iniciativas que apuntan a intervenir e impedir la perpetuación de violencias como las mencionadas. Ellas son importantes instrumentos culturales. Pero los casos que llegan al Servicio nos enseñan que al escuchar a los que están envueltos en esas relaciones violentas, encontramos en su decir no solo lo abusivo de la relación, sino, sobre todo, el lazo de cada uno con su abuso. Es sobre ese lazo que orientamos nuestra intervención.

Traducción: Silvina Rojas

NOTAS:
1 Lacan, J. El Seminario: Libro 20 Aun (1972/73), Paidós, Buenos Aires 2001 p 72.
2  Caroz, G. “Conhecer seu ódio”, Almanaque on line, n. 22, Fevereiro 2019, http://www.almanaquepsicanalise.com.br
3 Lacan, J. El Seminario: Libro 23  El sinthome (1975/76), Paidós. Buenos Aires 2011, p. 99.