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Editorial Lacan 21 nº12


lacan21 - 24 de junio de 2022 - 0 comments

Iordan Gurgel AME EBP/AMP

Esta edición de LACAN XXI es un número especial porque representa la finalización de un ciclo de trabajo que concluye con la permutación del Bureau de la FAPOL (el 25 de junio de 2022) y, en consecuencia, del staff de nuestra revista.  Es también especial porque contempla, con el tema, Las vicisitudes del psicoanálisis en el siglo XXI, el momento social que vivimos, con las penurias de las amenazas del autoritarismo que permea los gobiernos y la cultura de Latinoamérica. Invitamos a colegas miembros de las tres Escuelas a compartir sus reflexiones en el contexto de la consigna, ‘La libertad de la palabra’. Lo que ahora presentamos es su resultado.

Con La policía del pensamiento, Ricardo Seldes abre el abanico político al considerar la Escuela como un lugar de libertad abierto a la conversación con el Otro social. Al interrogarse – “¿cómo debemos hablar delante de un Otro que desea la libertad de derechos para todos y, entretanto, la restringe, la hace callar, reprime?”, nos alerta del avance de la “cultura de la cancelación” y sus consecuencias y apunta hacia una salida posible que pasa por el saber. Cuando consideramos la “cultura de la cancelación” nos encontramos con la pregunta de Gustavo Zapata: ¿interesa el woke? Actualmente, el proyecto woke, centrado en las cuestiones de identidad, representa un desafío inédito para el psicoanálisis, justamente por su alianza con la “cultura de la cancelación” y, en consecuencia, su virulenta confrontación en el lenguaje –  por desconsiderar los efectos de lalengua y su función en la determinación de lo singular, prescindiendo del inconsciente – lo que se constituye en una amenaza a la democracia. Jorge Assef, en Multiplicar los circuitos de la Segregación considera al Wokismo como síntoma de nuestra civilización, nacido en las entrañas de la cultura norteamericana y expandiéndose por el mundo. Al destacar los ataques al psicoanálisis e identificando este movimiento como incluido en nuevos circuitos de segregación, evoca la Proposición de 1967, trayéndonos diversos aportes al tema, para concluir con Lacan que: “se refiere al goce como aquello que está en el origen de la cuestión de la segregación: claramente se rechaza el goce del Otro, pero no solamente eso, una vez que es el goce proprio aquel que se desconoce”.

En la secuencia, bajo la égida de la caída del Nombre del Padre, Susana DickerLos lazos entre lalengua y el goce…, considera que, actualmente, la violencia y la angustia favorecen la crisis en los “ciudadanos del mundo” y nos confronta con las marcas del “fracaso de los modos tradicionales de regulación del goce”. Al denunciar el impasse ético, distingue la libertad de lo que parece ser la marca de esta época: la de un individualismo…que se ajusta al modo de goce del individuo. Allí se impone la posición subversiva del psicoanálisis de rescatar la fuerza de la palabra y del deseo. En el mismo sentido, Oscar Zack – De las tribus urbanas al bigotito del Führer – identifica que los movimientos sociales con sus sesgos contestatarios y reivindicativos son consecuencias de la decadencia del Nombre del Padre. De esa manera, las nuevas comunidades de goce: los Punks, los Skinheads, los Emos, los Otakus, los Hipsters, que se orientan en la búsqueda de una identidad grupal que promueve la ilusión de que todos son iguales, buscan una alternativa no convencional de existencia y se expresan como una protesta anti-régimen, que corresponde a la caída de los ideales. La opción para salir de la “tribu urbana” – “bigotito del Führer» es la oferta del discurso analítico que pode culminar en la identificación al sinthoma, al cual se debe sumar al desafío de hacer-se un nombre proprio. Por otra parte, la cuestión abordada por Gustavo Moreno en El despertar entre gadgets y tóxicos interroga si el “ascenso del objeto a al Zênit social, en lo específico de lo tóxico y del gadget, cuando se presenta prematuramente, sería una particularidad de la época. El analista debe estar atento frente al fracaso del gadget o del tóxico como defensa contra lo real y, en cuanto se torna partenaire, pueda promover un trabajo analítico orientado por el síntoma.

En el texto Adolescencia del siglo XXI, Silvia Ons nos presenta dos viñetas clínicas: una joven definida como bisexual, identificada a “los discrepantes” – anclados en el “poliamor”, donde todo fluye, lo que no permite fijarse a un lugar o a una persona.  Juan no se reconoce hombre, tampoco se siente gay, pero, quiere probar su identidad femenina haciendo una terapia hormonal para evitar tener pelos. Los dos casos comportan una singularidad, pero, no dejan de revelar la fluidez en el tránsito de las fórmulas de la sexuación, como figura de la hipermodernidad.

En la secuencia, la temática de la Segregación y el Racismo, Nivaldo Santos – El parlêtre político a contrapelo de la biopolítica – pregunta: ¿cómo el psicoanálisis puede leer y contribuir con la disminución de la barbarie en el campo político y en la civilización? Y, además, ¿cómo producir “una interpretación que produzca efectos” en el campo político?  Flavia Cêra – La opacidad, punto de ruptura en la historia – a partir del cuento “Na vastidão, o céu da noite”, destaca el enigma entre dos mujeres negras y revela el destino que se dio al “continente negro”: la segregación. El tono esta dado a la importancia de la escritura para perturbar la historia, para tratar lo “irrepresentable” de la vida. La cuestión del racismo continua con Helenice de Castro – La máquina de triturar gente – y es tomada a partir de Lacan: “las palabras introducen algunas representaciones imbéciles en el cuerpo”. Al considerar que el parlêtre es un ser social y que el sujeto no está desarticulado del colectivo, ella destaca que el lazo del sujeto con el Otro equivale a la estructura del lenguaje que lo rodea.

La pandemia no podría estar ausente en el contexto de las “vicisitudes del psicoanálisis” y es en esta dirección que Marcela Almanza, con Autorizar otro discurso, trata de este acontecimiento social y de la utilización de ciertas herramientas tecnológicas para continuar sosteniendo el recurso a la palabra cuando la aproximación de los cuerpos estuvo comprometida. Eso no ocurrió sin afectar al ser hablante. Se impone, entonces, no transformar en una regla “para todos” lo que es del orden de la contingencia y considerar la lógica del caso a caso, sostenida por el deseo del analista.

¿Qué le pasa a la democracia? – es la pregunta de Carlos Márquez que, para comenzar a responder hace cuatro afirmaciones: ella no es electiva, tampoco alternativa; es insatisfactoria; existe para sostener el derecho a la debilidad del individuo excluyendo su goce; y hay un losange entre el nacimiento del psicoanálisis y la ascensión de la democracia global. En la conclusión nos alerta: los psicoanalistas necesitan de la democracia para poder trabajar, pero, la democracia necesita del psicoanálisis para que no se pierda la República.

En el texto final, la alusión que Ana Lúcia Holck hace, a partir de Joyce (que se sirvió del historiador Vico para liberarse del sentido rectilíneo de la historia – que despreciaba  la historia y la consideraba una pesadilla –), viene de manos dadas con la secuencia de los textos anteriores en que los autores son llamados a escribir/inscribir con lo posible del lenguaje frente a lo imposible de lo real, demostrando así que no hay “una historia ideal eterna”. El sueño no acabó y la pesadilla, que fracasa en recubrir lo real, insiste para  despertarnos.

Y finalmente, ya en Psicoanálisis y Arte,  invitamos Valeria Erlijman, psicoanalista, artista visual y fotógrafa, para hablarnos de su trayectoria por el arte y su relación con el psicoanálisis. Es muy interesante leer su posicionamiento sobre su proceso creativo y como el psicoanálisis y la fotografía funcionaron como operadores de transformaciones y de grandes construcciones.  En la rúbrica Cuentos y Poemas, contamos com los trabajos de Karynna M. B. da Nóbrega – Tinta íntima;  Claudio Curutchet  – “Sin título”; Gabriella Dupim – Andar ilha  y Cariela Souza – Reflujo.

Aún hay algo más para decir en este momento en que concluimos nuestra tarea en el staff editorial de LACAN XXI: nuestros agradecimientos a mis compañeros de Bureau, Viviana y Ricardo, y al Consejo FAPOL, por el apoyo irrestricto; al staff de Lacan XXI y a todos los autores y traductores que hicieron posible no solamente este, sino también los dos números anteriores y un agradecimiento especial a nuestros lectores, razón de la existencia de nuestra revista.

Con votos de buen trabajo y de una gestión exitosa para el nuevo Bureau: Ricardo Seldes, Fernanda Otoni Brisset y Monica Febres – que serán los responsables por la edición de esta Revista – me despido de Ud., lector!