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La policía del pensamiento


lacan21 - 24 de junio de 2022 - 0 comments

Ricardo Seldes (AME EOL/AMP)

Una Escuela en el sentido antiguo era un agrupamiento de gente alrededor de alguien que pensaba bien, que podía hacer una transmisión y provocaba lo que llamamos transferencia. De allí que pueda ser referida como una confianza en cuanto al saber y definirse como un conjunto de personas que siguen una enseñanza, se refieren a un lugar y a un maestro que ha dado su orientación. Un lugar con libertad. Es anterior al sistema llamado universitario cuya relación al saber es clave, pero bien diferente.

Lacan crea cuatro discursos en donde utiliza el saber como una de las piezas de la relación del sujeto a los significantes que lo constituyen y al plus de gozar que se produce en sus relaciones. Dejaremos en suspenso, y no por mucho tiempo, el debate acerca de las relaciones entre el discurso analítico y el discurso universitario. Este debate no se superpone con la responsabilidad que tienen las Escuelas de la FAPOL con respecto a los colegas del campo freudiano que son docentes en las universidades latinoamericanas, donde arrecian las críticas y embates que se despliegan en contra del psicoanálisis por los grupos woke y los comportamentalistas.

A partir de la cuestión “trans”, que ha modificado las perspectivas sociales y discursivas, el psicoanálisis ha retomado una pregunta acerca de la relación entre el derecho a decidir por la identidad y el valor que damos a la interpretación. Las Escuelas tienen una función notable en la conversación que se produce con el Otro social que pone en cuestión nuestros principios en nombre de los derechos. ¿Acaso el psicoanálisis no apunta a lo más singular de cada sujeto que es su modalidad de goce?

El psicoanálisis cambia, es un hecho. Cambió, otro orden simbólico y otro real, distintos de aquellos sobre los cuales se había establecido.

Cambia de hecho, a pesar de que nosotros nos aferramos a palabras y a esquemas antiguos. Supone un esfuerzo continuo por permanecer lo más cerca de la experiencia para intentar decirla. Cambia en algunas de sus formas, no en sus principios.

El psicoanálisis interpreta

El empuje a creer que soy lo que digo, como me autopercibo, va en contra del paso freudiano de que el inconsciente que habita a cada uno es que no sabe lo que dice, ni quién es, ni sabe lo que quiere. ¿Cómo hacer en la práctica analítica en un mundo en donde la interpretación quiere ser forcluída por las leyes, es decir desaparecida como si nunca hubiera existido?

El psicoanálisis debe interpretar no solamente a los pacientes, a los analistas sino también al psicoanálisis mismo en relación al Amo del que se trata en cada lugar, en cada tiempo. Los obstáculos a la interpretación se llamaron resistencias en los años 20, la época de las Stars de Hollywood. Los analistas debían interpretar el goce que entraña el resistirse al desciframiento significante. Inventaron variadas cuestiones.

¿Cuánto influye la forclusión de la interpretación en los análisis que conducimos? No es lo mismo cuando en una sociedad determinada hay una transferencia previa al psicoanálisis y los que consultan traen preinterpretaciones o interpretaciones de pleno derecho. Se comienza con eso. ¿Y cuando esto no ocurre?

Del lado del analista la interpretación depende de su posición con respecto a la transferencia, al inconsciente, al acto y sus consecuencias. Su formación que consiste en el pulido de lo que llamamos deseo del analista implica desde el primer momento la prudencia, el tacto, saber cuando decir, cuando callar, cuando interpretar las identidades y cuando es mejor no tocarlas, sin una posición interpretativa ni bulímica ni anoréxica.

Hay modalidades que cambian, no se interpreta hoy del mismo modo que hace 100 años, 50 o incluso 10. El psicoanálisis lacaniano es sensible al amo de su época porque sabe que los síntomas dependen también de la lengua que nos habita, la que también va cambiando.  “La lengua está hecha para hablar de lo que no existe, lo que significa que la libertad está en la lengua” (1).  Subrayamos de este comentario de J-A Miller la cuestión de la libertad, elemento precioso y preciso en todo tratamiento analítico.

¿Con qué fenómenos sociales nos encontramos hoy? Comienzan a producirse nuevos modos de decir, recordemos las preciosas ridículas. “Si hoy en día no llamamos a los sillones las comodidades de la conversación, es por pura casualidad, hay cosas que triunfan y otras que no. Estas expresiones que pasaron a la lengua encuentran pues su origen en un giro de conversación de los salones, donde se intentaba lograr un lenguaje más refinado” (2)

¿Cómo debemos hablar, actuar, pensar ante un Otro social que con las mejores intenciones (de las que está lleno el infierno) desea la libertad de derechos para todos y sin embargo la restringe, hace callar, reprime? La exigencia de la despatologización generalizada y universal implicaría despojar a los psi (psicólogos, psicoanalistas, psiquiatras, etc) de una herramienta fundamental, que se exigiría sin piedad en caso de un incidente personal o colectivo de alguien fuera de sí, en crisis de excitación, o con depresiones agudas que atenten contra sí o contra otros.

La cultura de la cancelación

Nos topamos con la llamada cultura de la cancelación. En septiembre de 2021 apareció en un periódico de Argentina una nota acerca de 4 capítulos de Seinfeld criticados por ser “políticamente incorrectos” (3). García señala que los cuatro personajes de la serie, “impresentables, llenos de miserias y flaquezas, neuróticos y urbanos, dieron en el clavo de las más absurdas conductas humanas con un humor inolvidable. En cada episodio, dice García, se mostraba cómo los eventos de la vida cotidiana son los elementos de los cuales se sirve un gran cómico y “cómo lo que pasa a diario se transforma en versiones exageradas al pasar a ser un guión. No solo la serie es sublime, sino que además, incluye el mostrar sus mecanismos para hacer humor”. Con impactante lucidez el autor de la nota señala “Pero los tiempos cambian, para bien y para mal. Tal vez la corrección política se originó para señalar las fallas y los prejuicios de la sociedad, pero con el tiempo se transformó en lo que combatía y pasó de ser voluntarismo para convertirse en la policía del pensamiento. Tan fuerte fue su efecto que ha logrado meterse en la cabeza de los espectadores que sienten que debe juzgar todo el material que tienen delante, no ya con el ojo del espectador crítico sino con el de un cazador de brujas que levanta la mano y grita que alguien debe ser quemado.En estos 4 episodios el pecado es observado por una nota publicada en Bustle, una publicación que ha llegado en algún momento a tener cincuenta millones de visitas mensuales. La autora es Angelica Florio y, aunque ella no cae en un pedido de censura, el destacar estos episodios los expone a una futura cancelación, tanto a los episodios como a la serie. Los episodios incluyen gays, pueblos originarios, japoneses, nazis, mujeres, trastornos mentales, discapacitados, adolescentes, chinos e inmigrantes. Los motivos por los cuales alguien se ofende varían, pero el espíritu es el mismo: ¡Con eso no se bromea!”

Podríamos hacer una colección de situaciones y casos en donde vemos el avance de la cultura de la cancelación, que no es sino de la vigilancia permanente para los dichos que escapen a lo que cada grupo de poder llama “lo correcto”.

Este avance al respeto por los derechos a la singularidad y al trato igualitario  ¿no podría llevar a una nueva quema de libros, de brujas, y de clínicos psi?

Una salida

Miller ha propuesto en su presentación del Congreso 2024 de la AMP (4) una salida del impasse al tratar los dos niveles de razonamiento. En el primero tendremos la tesis como absoluta: el igualitarismo post-clínico y la desaparición de toda patología. Para remediar el desorden, haremos un trabajo en el nivel subordinado de la hipótesis, para evitar la destrucción que implicaría la aplicación ciega del principio absoluto de la despatologización universal, y así conservar la distinción de la clínica.

Una posición que puede ser compartida por quienes siguen atentos a que el saber se encuentra en el centro del grupo analítico lacaniano a condición de aceptar que es el no-saber el que nos permite bordear lo real, confrontarnos con sus consecuencias para intentar utilizar los mismos fantasmas que pueblan las sociedades y sacar un provecho de ellos.

 


Referências Bibliográficas:
1 Miller, J-A. Polémica política Colección, ELP- Gredos Barcelona España. 2021
2 Lacan, J. Seminario Libro 3 Las Psicosis Paidós Buenos Aires pag.166
3 García, Santiago Seinfeld y la cultura de la cancelación en Infobae 28 de septiembre de 2021
4 Miller, J-A Todo el mundo es loco – inédito (notas propias) 3 de abril en Paris- 2022